México. Este lunes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador eliminó el decreto del 31 de diciembre de 2020 y emitió uno nuevo para el uso enajenación, distribución, promoción e importación de glifosato y maíz transgénico.
De esta forma, las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal tendrán que abstenerse de adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado, así como glifosato.
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El nuevo decreto del gobierno de AMLO especifica que se revocarán y se abstendrán de otorgar autorizaciones y permisos para la importación, producción, distribución y uso de glifosato, entre el periodo del 14 de febrero de 2023 y el 31 de marzo de 2024.
Además, el nuevo decreto señala que se revocarán y se abstendrán de otorgar permisos de liberación al ambiente en México de semillas de maíz genéticamente modificado, especialmente el maíz genéticamente modificado para alimentación humana, es decir, el que se usa para la masa y tortilla.
Con estos cambios sobre el maíz transgénico podría dañarse gravemente la economía de los agricultores estadounidenses.
También el nuevo decreto señala que en el caso del maíz genéticamente modificado para alimentación animal, se instruirá a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal para realizar las acciones que lleven a la sustitución gradual.
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El glifosato es un herbicida que evita que las plantas produzcan sus proteínas necesarias para crecer y finalmente morir. De acuerdo con Green Peace, este químico se utiliza para destruir “malas yerbas” que roban espacio, agua, luz y nutrientes a la siembra.
El glifosfato se utiliza para “limpiar” el terreno donde se realizará la siembra, ya que ayuda a eliminar las malezas y hace que sea más sencillo el proceso de recolección de cosechas; sin embargo, existen estudios que comprueban que algunas especies de plantas desarrollan resistencia contra él. Esto provoca que las malezas se hagan más fuertes y los agricultores incrementen el uso para eliminarlas, lo que conlleva a fuertes daños a la vida silvestre.
Cabe destacar que Green Peace señala que el glifosfato puede causar daños a la salud como irritaciones dérmicas y oculares, así como mareos, náuseas, problemas respiratorios y aumento de la presión sanguínea.
Fuente: El Financiero