México. Cada noviembre, el firmamento se convierte en un escenario sublime de destellos y luces fugaces: la lluvia de meteoros Leónidas. Este fenómeno astronómico ocurre cuando la Tierra atraviesa una corriente de partículas cósmicas provenientes del cometa Tempel-Tuttle, desatando una serie de meteoros que iluminan la noche con su brillante estela. Durante esta época, los cielos parecen cobrarse vida, creando una experiencia visual única que atrae tanto a aficionados como a expertos en astronomía.
El origen de los meteoros Leónidas está vinculado directamente con el cometa Tempel-Tuttle, cuya órbita alrededor del Sol deja un rastro de escombros cósmicos. Cada año, cuando la Tierra cruza esta estela, las partículas se incineran al entrar en la atmósfera, produciendo una espectacular lluvia de meteoros.
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Aunque este fenómeno es visible a nivel mundial, los lugares con cielos despejados y ausencia de contaminación lumínica ofrecen las mejores condiciones para disfrutar de este espectáculo.
A lo largo de la historia, las Leónidas han dejado una huella imborrable. Una de las más asombrosas ocurrió en 1883, cuando una tormenta de meteoros tan intensa iluminó el cielo que pareció como si el firmamento estuviera ardiendo. Este evento se sigue recordando como una de las lluvias de meteoros más impactantes y se ha convertido en un referente en la astronomía.
Este fenómeno tiene lugar cada año, alcanzando su pico de actividad hacia el 18 de noviembre. Sin embargo, los astrónomos siguen observando con interés el evento durante todo el mes, ya que cada lluvia de meteoros ofrece nuevos datos que enriquecen nuestra comprensión del universo.
Para quienes desean vivir este fenómeno en su máxima expresión, se recomienda buscar zonas alejadas de la contaminación lumínica y donde el cielo esté despejado. Las Leónidas ofrecen una oportunidad inigualable para conectarnos con el cosmos, recordándonos la vastedad y belleza de nuestro universo.
En resumen, la lluvia de meteoros Leónidas no solo es un espectáculo deslumbrante, sino también una ventana hacia los misterios del espacio. Cada destello en el cielo es un recordatorio de la danza cósmica que ocurre más allá de nuestra comprensión, y cada año, los astrónomos esperan con ansias el paso de este fenómeno para desentrañar más secretos sobre los cuerpos celestes que forman parte de nuestra historia cósmica.