Culiacán, Sin.- Para Asalia Cabrera Flores el tener a un hijo con espectro autista ha sido un proceso difícil, pesado, con desgaste físico y económico, pero con una motivación enorme de sacar adelante a su pequeño y verlo mejorar día con día.
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Fermín, su pequeño o como ella lo llama “creatividad andando”, nació a los casi ocho meses de gestación, fue un bebé prematuro y desde los primeros meses Asalia miró diferencias entre sus hijos, ya que también es gemelo de Víctor Simón, y Fermín de manera constante se alteraba con el ruido de la licuadora, aspiradora y cuando tenía cuatro meses lo empezaron a llevar a terapia motriz y de otros tipos, pero por ser muy pequeño, no le pudieron dar un diagnóstico.
Para ella fue una etapa muy difícil todo este tiempo que durante la pandemia aún no pudiera tener un diagnóstico.
Fue hasta los dos años cuando empezó a buscar un diagnóstico clínico, pero para que ella pudiera tenerlo tuvieron que pasar otros dos años, pero ella ya había recorrido instituciones y aunque cuando se pudo confirmar que su hijo tenía espectro autista, ella lloró todo un día, pero era algo que sabía y lo venía venir.
Asalia tiene una carrera en Educación Especial y aunque el motivo de estudiarla era porque sabía que tarde o temprano iban a llegar niños de educación especial a las aulas, nunca se imaginó que a ella le tocaría en casa.
“Y yo dije, bueno, pues lo voy a hacer porque nos van a llegar tarde que temprano nos van a llegar los niños de educación especial a las aulas, porque antes si tu niño tenía una condición te lo mandaban acá que el Centro de Atención Múltiple, entonces, yo dije, nos van a llegar los niños de educación especial a las aulas, por eso yo soy de Educación Especial, pero nunca pensé que me fuera a tocar”, expresó.
Para la mamá de los gemelos lo más difícil fue durante los primeros años, donde hubo momentos de muchas crisis y en ocasiones se tenía que salir del trabajo.
“Hubo un momento llegamos a casa de mi abuela y el niño había un cachorro nuevo en casa y el niño entra y lo tumba el cachorro jugando, entonces, mi hijo le tenía miedo a los perros, entonces, cada vez que había un perro a un kilómetro de distancia entraba en crisis, yo creo que fue la peor etapa, fue un proceso muy difícil que no podía salir”, recordó.
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Asalia siempre ha recibido el apoyo de su esposo Jorge Rodríguez y de su otro hijo Víctor Simón, lo que ha permitido que actualmente Fermín vaya a una escuela regular, haya aprendido a leer y aunque se siguen presentando situaciones mínimas, ella no deja de decirle todos los días lo amado, esperado y maravilloso que es.
Hoy en día es un niño con una imaginación enorme y con muchas ganas de construir y salir adelante, siendo su mayor fascinación en este momento los autos de carreras.