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Mazatlán, Sin.- Indefensos, sin movimiento, testigos mudos del pasar del tiempo, manteniéndose neutrales ante los acontecimientos de la ciudad, como guardando para sí mismos eso que les ha tocado presenciar al paso de los años. Así es como parecieran estar las esculturas que se pueden observar principalmente en las ciudades, allí donde la civilización supuestamente es la que impera.
Fernando Teodoro Valadés Lejarza, originario de esta ciudad de Mazatlán, fue pianista y cantante de boleros, más conocido como Fernando Valadés. A él le fue dedicado un monumento a su memoria por su trayectoria, el cual está ubicado frente al escudo de Sinaloa, en olas altas y que se ganó gracias a su talento, pero no respetaron esta obra y le robaron una de sus principales herramientas con la cual escribía sus canciones y con lo que destacó en vida: su pluma. De esto hace algún tiempo y nunca le ha sido repuesta.
Mazatlán es tierra de venados y la imagen de este ser vivo es uno de los iconos que representan a esta ciudad; tanto es querido que el equipo de beisbol de esta localidad lleva su nombre, pero estos no fueron motivos suficientes para que el monumento al venado o mejor conocido entre los mazatlecos como el venadito, que está ubicado en la avenida Leonismo Internacional, frente al polideportivo de la UAS, le hayan robado los cuernos, se los trozaron con una segueta. En este caso, una persona fue detenida por elementos de seguridad, después de que lo sorprendieron haciendo este daño.
La Reina de los Mares que está ubicada a un costado de la explanada Sánchez Taboada es quizá la escultura más afectada, pues le robaron a cupido que estaba colocado a sus pies, al tiempo también le quitaron parte de un brazo y hace poco su aleta también le fue removida, pero ella se mantiene firme, con la mirada al horizonte sin decaer, como perdonando a aquellos que la dañaron y comprendiendo ella como reina esa barbarie.
Los monumentos artísticos, arqueológicos e históricos son la huella de lo que fuimos, somos y dejaremos al mundo, olvidamos que al intentar dañarlos afectamos nuestra historia e imagen como pueblo.
La ley establece que el castigo para quien cometa este tipo de delitos será sancionado con 3 a 12 años de prisión, y si el caso lo amerita el decomiso de las piezas respectivas. Algunas de las conductas vinculadas a este delito son:
- El daño, alteración o destrucción de cualquier zona, monumento o pieza arqueológicos, artísticos o históricos.
- El apoderamiento ilegal de cualquier mueble arqueológico, histórico o artístico.
- La compra o venta de un mueble arqueológico.
