Culiacán, Sin.- Son 163 kilómetros de la Ermita de Guasave a la Lomita de Culiacán, los que recorrió en bicicleta Jair Flores Téllez junto con seis amigos y familiares, a cumplir una manda ante la virgen de Guadalupe.
Relató a Línea Directa que en el 2016 su esposa Kenia salió embarazada, lo cual lo vieron como un milagro, pues tenían 11 años después del nacimiento de su primera hija, Natalia, que no concebían y ya se habían sometido a un tratamiento en el 2012, del que no obtuvieron los resultados esperados.
Todo transcurría bien durante el embarazo hasta que a los 6 meses empezaron algunas complicaciones, él y su familia se refugiaron en la fe y le hicieron la promesa a la Virgen de Guadalupe que si todo salía bien con el parto, la salud de su esposa e hijo, realizaría esa rodada.
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“Iba todo muy bien el embarazo, pero por allá en el sexto mes, sí hubo algunas complicaciones que nos hacía alarma y uno va y se refugia en la fe, como hombre y familia de fe, nos refugiamos ahí, hicimos esa manda, rogando a la virgen que todo saliera bien y gracias a la virgen, gracias a Dios salió perfecto el parto con Octavio”, expresó.
Por diferentes cuestiones Jair no había podido cumplir esta promesa, pero este año se propuso hacerla y así se preparó desde el mes de julio a diciembre realizó 77 rodadas y acumulando 3 mil 400 kilómetro de entrenamiento.
Este 20 de diciembre, junto con sus amigos y familiares, resguardados por Protección Civil, con el clima a su favor y sin ningún incidente, logró recorrer 163 kilómetros, 6 horas con 4 minutos de pedaleo desde la Ermita de Guasave a la Lomita de Culiacán.
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Al concluir el recorrido en bicicleta, subió los 144 escalones de La Lomita, junto con sus hijos Octavio y Natalia y su esposa Kenia, con flores en mano dio las gracias a la virgen de Guadalupe.
“Muy emocionante, muy satisfecho y por dos razones la hice, una cumplir con el compromiso que tenía con esa manda, tener esa satisfacción de decir a la virgen cumplimos como familia y dos el ejemplo de los hijos, creo que es muy importante que lo que se promete en la familia se cumpla, por eso el acompañamiento de mi hija Natalia y el niño”, compartió.
Externó que recorrer esa distancia no es nada fácil pero cada kilómetro y cada pedaleo valió la pena, vio el rostro de su hija Natalia, que al ser testigo de esta meta cumplida, se motivó a empezar a rodar también y Octavio, con cuatro años de edad, estaba emocionado.
Jair comparte que su hijo Octavio, es un niño inquieto, muy activo, sano, alegre, lo cual lo llena de alegría y agradecimiento.
Concluyó que siempre ha sido un hombre de fe, ya que su mamá María Reynalda Téllez siempre les inculcó el espíritu, creer en la virgen de Guadalupe, son una familia que cada 12 de diciembre velan a la virgen con mucha fe y confianza, sobre todo en estos tiempos tan difíciles.
(GR)