Culiacán, Sinaloa. La historia de la comandante “Beta” no está escrita en las páginas de un libro ni en las escenas de una película de acción, sino en cada patrullaje, en cada operación, en cada día que, con uniforme y determinación, ha dedicado a la Policía Estatal Preventiva.
Sigue leyendo: “Si puedo restar violencia a las mujeres, lo haré”: Korina, abogada feminista forma redes de “morritas”
Hace 17 años la motivación de sacar adelante a sus hijos la llevó a tomar una decisión que cambiaría su vida para siempre: convertirse en policía. No fue fácil, pero tampoco imposible.
Debes leer: Hoy son ley: 6 nombres, 6 mujeres, 6 historias que cimbraron a México
Con disciplina y esfuerzo, no solo logró abrirse paso en una profesión dominada en su mayoría por hombres, sino que también continuó sus estudios, terminando primero la preparatoria y luego su licenciatura en Trabajo Social. Hoy, como comandante, lidera un grupo de más de 40 elementos a quienes asigna labores, pasa lista y supervisa para garantizar la seguridad de la ciudadanía.
Entérate: ¡Mujeres al volante! Son madres, amas de casa y también taxistas; estas son sus historias
Pero la esencia de su trabajo no está solo en el mando, sino en el día a día, en cada historia que se cruza en su camino. Recuerda con claridad la emergencia tras el huracán Manuel en 2013, cuando junto a sus compañeros enfrentó el agua que les llegaba al cuello para rescatar a quienes lo necesitaban. Ese día, el uniforme pesaba más por el agua, pero su voluntad era mucho más fuerte.
- Historia de la comandante “Beta”
- Historia de la comandante “Beta”
- Historia de la comandante “Beta”
Para “Beta”, el verdadero sentido de su trabajo está en la cercanía con la gente, en la oportunidad de tender una mano y marcar una diferencia. Cada patrullaje es una historia nueva, cada día es un desafío distinto, pero hay algo que nunca cambia: su pasión por lo que hace.
Te sugerimos: “Cada esfuerzo vale la pena”: Mujeres de acero, las militares que dan la cara por México y Sinaloa
Hoy, con orgullo, invita a las mujeres que sueñan con formar parte de la Policía Estatal, a que no teman, a que se atrevan a desafiar los límites y a que se den la oportunidad de crecer en una profesión que, aunque demandante, también está llena de recompensas. Porque ser mujer nunca ha sido un obstáculo para ella. Al contrario, ha sido su mayor fortaleza.