México. La tendencia de lluvias en México ha mostrado una preocupante disminución en los últimos 49 años, alcanzando en 2023 su punto más crítico. Ese año se registró la menor cantidad de precipitaciones desde que se tienen registros, consolidando una tendencia negativa que se ha venido acentuando desde antes de 2020. La falta de lluvias ha tenido graves repercusiones en diversos sectores, principalmente en la agricultura.
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Una de las principales consecuencias de esta sequía prolongada es la reducción de la superficie cultivada, así lo señaló Efraín Niembro, director nacional del Consejo Mexicano del Frijol y Leguminosas (Comefrijol), se están sembrando entre 4 y 5 millones de hectáreas menos que en años anteriores. Esta disminución ha derivado en una caída sostenida de los rendimientos agrícolas, lo que ha influido directamente en la estabilidad de los precios de los alimentos. La falta de agua es una de las razones por las que no se ha visto una disminución significativa en los costos de productos básicos.
“Es una tendencia que viene marcándose desde antes de 2020 y que al final del día pues ya incide muy fuertemente en varios aspectos. Uno de ellos se confirma la teoría que anteriormente el gobierno no quería reconocer de que se están sembrando entre 4 y 5 millones de hectáreas menos. Se confirma también que los rendimientos han seguido bajando. Se confirma que una de las causas del hecho de que no haya una disminución en los precios de los alimentos tiene que ver justamente con eso”, expresó.
El análisis del presupuesto destinado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) revela una preocupante tendencia a la baja en las inversiones en infraestructura hídrica. Aunque el año pasado se intentó revertir esta situación con un aumento en el presupuesto, las inversiones realizadas han sido insuficientes para enfrentar el estiaje por la sequía. La falta de agua no solo afecta a la agricultura, sino también los usos industrial y urbano generan una situación crítica en varias ciudades del país.
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El experto refirió que el panorama para el próximo ciclo de siembra primavera-verano 2024 es igualmente desalentador, pues las estimaciones del gobierno indican una caída de más del 30 % en la superficie sembrada, debido a la combinación de la falta de agua, la falta de crédito, y el impacto de las importaciones que desincentivan la producción nacional.
Finalmente añadió que se espera que la producción de frijol, por ejemplo, disminuya en más de 300 mil toneladas, lo que continuará impulsando la necesidad de importaciones. Desde octubre del año pasado México ha importado cerca de 400 mil toneladas de frijol, reflejando la creciente dependencia del mercado exterior para satisfacer la demanda interna.