Municipio de Sinaloa, Sin.- A pesar de que a “Los Calabazas” se les consideraba un grupo delictivo violento con influencia y control en los altos de la sierra del municipio de Sinaloa, los cabecillas más notables de esta célula del crimen organizado murieron por causas no violentas.
Al menos así lo indican los primeros informes los cuales apuntan que Mario Alberto Lugo Lara murió, no debido a balas o heridas, sino al parecer por causas naturales, como deshidratación.
La causa exacta de la muerte aún se investiga por parte de la Fiscalía General del Estado.
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Sin embargo, en caso de confirmarse esta versión, significaría que Mario “Calabazas” falleció de manera similar a su hermano Juan Manuel Lugo Lara, conocido como “El 80”, es decir, por razones no violentas.
De acuerdo con informes policiales obtenidos por Línea Directa, durante la fase crítica de la pandemia del COVID-19, “El 80” se contagió del virus y se negó a bajar de la sierra para recibir atención médica especializada.
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Con los días, su estado de salud se fue agravando hasta que Juan Manuel terminó por perder la batalla contra esa terrible enfermedad.
Ahora su hermano Mario Alberto, también conocido como el “L”, encontró una muerte más o menos similar a pesar de que en las últimas semanas comandos armados, presuntamente del cártel de los Beltrán Leyva, sus antiguos socios, intentaron asesinarlo en San José de las Delicias.
Luego Lara, de 43 años, logró huir sierra arriba, donde permaneció escondido alrededor de 18 días y una vez que sintió que el peligro había pasado regresó al pueblo que fue su bastión y fortaleza.
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Se presume que los días que pasó oculto en los altos de la sierra afectaron seriamente la salud de “Mario Calabazas” y al regresar a esconderse en una casa de San José de las Delicias terminó perdiendo la vida, sin recibir ninguna agresión.
A “Los Calabazas” se les conoció por la violencia que utilizaban para mantener un férreo control desde Bacubirito hasta San José de las Delicias e inclusive pueblos más arriba, revelan informes obtenidos con fuentes policiales.
Sin embargo, sus líderes más visibles no pudieron ser alcanzados por las balas contrarias y murieron por causas que ajenas a su actividad criminal, según la información con la que se cuenta hasta ahora.
La carrera
Archivos policiales indican que a mediados de los años 90 “Los Calabazas”, llamados así por ser originarios de un pueblo que lleva ese nombre, empezaron su carrera delictiva cometiendo delitos del orden común, como robos y asaltos, para después participar en la siembra y distribución de enervantes y tráfico de cocaína y metanfetamina.
