Los Mochis, Sin. – Que la Navidad llegue al último rincón de cada hogar en cada pueblo, en cada valle y en cada montaña con su mensaje de esperanza y de consuelo en esta fecha que se recibe el mayor regalo de Dios, quien se hace niño, un niño indefenso que en su ropa de humildad se reviste de la condición humana y viene para remediar todos sus males y darle paz, expresó Monseñor Luis Manuel López Salazar, sacerdote del Santuario de Guadalupe.
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Al enviar el mensaje navideño al auditorio de Línea Directa, el religioso destacó que el gran regalo del divino Niño Jesús es que cada Nochebuena nace para quedarse siempre en el corazón de cada ser humano, a través de su palabra y de su presencia, en cada hogar que la dignifica y la comparte con el prójimo porque ahí está Dios: en la sencillez y pureza de corazón, para enseñar a aprender a convivir como verdaderos hermanos hijos de Dios.
“En esta Navidad hay que dejar a un lado la soberbia, la arrogancia, el autoaborrecimiento, la mentira, el odio, demos espacio a este Niño que viene revestido de bondad, dejemos acariciar por este niño que sólo con su divina mirada disipa cualquier sufrimiento, cualquier dolor, cualquier esclavitud que no nos deja ser libres”.
En su oración navideña, Monseñor Luis Manuel López Salazar pidió a cada persona permitir que el divino Niño Dios que se contempla en el pesebre de Belén, llene de su verdad libertadora porque la verdad más grande es que Dios ama, perdona y consuela.
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“Démosle espacio a este Niño tan humilde, callado y sumiso, en cada corazón para que con sus manos de médico divino haga cirugías internas en nuestros corazones, y sobre todo consuele a las familias que han perdido seres queridos por la violencia, la pandemia y la guerra, porque él viene a traer paz y a sanar heridas que sólo puede la mano de Dios”, expresó el sacerdote.
En su mensaje de Navidad, el sacerdote pidió que “Recibamos de este Niño la bendición de Dios que nos haga sentirnos hijos amados suyos y al mismo tiempo que nos aleccione a todos a aprender a ser personas de buen corazón y a convivir como verdaderos hermanos”.