Guasave, Sinaloa. No tiene riquezas, pero sí una encomienda muy grande desde hace 29 años, cuando Silvia Esthela López Camacho, de origen indígena de la comunidad de Los Ángeles del Triunfo, de Guasave, libró la muerte en un trágico accidente en el que falleció su suegra y cuñada, ella perdió la memoria, pero asegura que Dios le encargó ayudar al prójimo y desde entonces posee el don de la caridad “por honra y gloria”, expresó la mujer, que este año fue reconocida en el municipio por todo lo que ha hecho por su gente.
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De familia humilde Silvia Esthela trabaja como jornalera agrícola y también es empleada doméstica, pero eso no la ha limitado para ser gestora cuando un vecino de bajos recursos necesita ayuda, cuando alguien fallece y no hay para los gastos funerarios, ella sale a las calles a botear; consigue sillas de ruedas, bastones, organiza las posadas, los festejos de los niños en abril y del Día de las Madres, hasta mandado, zapatos y ropa regala en su pueblo.
Es una lista larga de todas las acciones que hace Silvia Esthela ya con casi 60 años de edad, que para ella es una satisfacción y orgullo hacer más por los que necesitan, algo que trae desde niña inculcado por sus padres.
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“Es un don de la caridad lo que yo traigo, el Señor me lo está dando, y pues hace más de 29 años dije yo: Señor, para algo me estás dando la vida de nuevo ¿Qué quieres que yo haga de ti? muéstrame el camino que yo debo hacer y me dio por ahí por ayudar a las personas, a eso me dedico, ayudo a los que son de bajos recursos, consigo sillas de ruedas, hago posadas, festejos el Día del Niño, Día de las Madres”, expresó.
Silvia Esthela López Camacho./ Foto: Alma Camacho
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En cualquier situación que involucre a una familia necesitada Silvia ha estado ahí en apoyo, cuenta que una vez le tocó ser partera; fue en octubre del año pasado cuando le hablaron que una joven estaba a punto de dar a luz, recordó que cuando la vio encima de un catre su expresión fue: “¡Ay, señor Jesucristo, estás pariendo mija!”, lo único que hizo fue encomendarse a Dios y así ayudó para que la bebé naciera. Ahora la mamá y la niña gozan de buena salud.
“Hasta de partera la he hecho, nunca lo había hecho, pero yo más o menos sabía cómo era una parición en casa, me arrimé ahí, la vi y dije: ¡Ay señor Jesucristo, estás pariendo mija! y dije yo, pues en el nombre de Cristo yo te voy a ayudar, y de esa forma yo ayudé a esa muchacha. Bendito Dios la niña está muy bien y la mamá también”, relató.
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Muy contenta y agradecida por el reconocimiento que este año le hicieron por propuesta de la comunidad indígena de Los Ángeles del Triunfo, Silvia Esthela recalcó que nunca es tarde para ayudar a los demás, que cualquier acción hace la diferencia. Este año cumplirá en abril los 60, por lo que pretende festejarlos al son de la banda en su pueblo celebrando también este mérito que ha logrado por llevar casi la mitad de su vida procurando el bien común.
