Guasave, Sin.- Ocho largos años han pasado, nadie ha tocado a su puerta ni ha enviado un mensaje para decirles dónde están, se trata de los tres trabajadores del IMSS que fueron levantados en Los Mochis: Adolfo, Beto y Marcelo, quienes han dejado estelas de dolor entre sus padres, al grado de que la esperanza se ha ido, ya no los buscan vivos, ahora buscan sus restos.
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Don Adolfo López Ramírez, padre de Adolfito, ha llorado inconsolablemente la muerte de su hijo, la muerte sí, porque un año después de su desaparición, la única noticia que ha tenido sobre él, es que esa misma noche en que lo levantaron, lo asesinaron, pero, ¿dónde está su cuerpo?, ha aclamado incansablemente a sus captores sin tener una respuesta.
“Yo desde un principio dije: yo lo voy a buscar vivo y voy a pensar positivo que mi hijo está vivo en algún lugar, mientras no haya algo contundente que me indique no es así, y un compañero me dijo: ¿ah poco no sabes?, escuché, que para qué los buscan si esa misma noche los torturaron y al día siguiente los mataron; entonces desde ese mismo momento yo ya no lo busco vivo, no me llevo más que pensando en su sufrimiento, aparte de quitarle la vida todavía lo hicieron sufrir”, se duele don Adolfo.
Hoy es un día fuerte, pesado, para tres compañeros del colectivo de las Rastreadoras de El Fuerte, al cumplirse 8 años de la desaparición de los muchachos, el mismo tiempo en que han vivido en la incertidumbre por su ausencia.
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“Solo dios sabe cuánto los hemos buscado y con cuánto amor y coraje a la vez lo hacemos”, dijo su líder Myrna Nereyda Medina Quiñónez.
No pierdan la fe, les dijo a los padres del colectivo, que hoy más que nunca están de duelo recordando aquel fatídico 28 de febrero del 2015: “Los encontraremos, Los buscaremos hasta encontrarlos”.
