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Guasave, Sin.- En la casa de la familia Cervantes Guerrero, en la comunidad de San Antonio, se respira un silencio hondo, como si nadie estuviera en su interior, pero después de varios “buenos días” del reportero, la señora Guadalupe abre la puerta y accede a una entrevista para el noticiero Línea Directa.
Son poco más de las 11:00 de la mañana y la madre del destacado basquetbolista guasavense Alexis Cervantes Guerrero, apenas está por desayunar, un olor a chorizo que emana desde la cocina rápidamente inunda el resto de la casa, y es que la situación por la que están pasando apenas le permite refrescar momentáneamente su cabeza, no sabe dónde la trae, dice.
En no pocos momentos el desespero la invade, pues ya son siete días sin tener el más mínimo rastro de su hijo, pero sólo les queda esperar ante la falta de respuestas de las autoridades.
“Y uno se desespera porque yo pienso que tienen los medios de cómo, entonces pues ¿qué nos queda? estar esperando y a ver qué resultado hay, mucha información no tengo tampoco”.
¿En todas las ocasiones anteriores que había ido no había tenido ningún problema?
“No, nunca, siempre era todo normal, pues muchas veces había ido a jugar esos partidos, por la misma cosa pues no había juegos y ocupaba el dinero”, señaló.
La madre de Cervantes Guerrero lamentó que la pandemia obligó a su hijo a irse a jugar el deporte que tanto le apasiona a zonas que están bajo el asedio constante de la delincuencia, y cuando eres de Sinaloa pareciera que el riesgo es mayor.
Justo junto a la casa de los padres de Alexis Francisco, se encuentra una vieja cancha de usos múltiples que incluye canastas para practicar baloncesto, aunque el joven deportista pocas veces jugó ahí, casi siempre estuvieron en ruinas, dice su madre, quien relató que el interés por el deporte ráfaga le surgió a su hijo cuando ya estudiaba en una preparatoria en Guasave.
“Empezó a interesarse en el juego, después ya lo empezó a impulsar el profe Zazueta, me parece que era el que estaba en Cobaes, algo le miraron yo creo porque nosotros íbamos a los juegos, iban muchos muchachitos también juveniles, no le daban oportunidad a nadie, era el único que jugaba, nosotros no sabíamos que pasaba eso, él estaba alto y estaba yo creo fuerte, por eso lo ponían a jugar, tuvo muchas oportunidades cuando él empezaba como juvenil, porque de muchos clubes lo querían pero él se quedó con Guasave”, recordó.
San Antonio es una comunidad de algunos mil habitantes, y ubicada a unos 15 minutos de la cabecera municipal de Guasave, de sus polvorosas calles surgió uno de los basquetbolistas más destacados del municipio y el estado, quien ahora se encuentra desaparecido junto con el taxista que lo trasladaba de Michoacán a Jalisco.
