Culiacán, Sin.- Miriam es una mujer que asegura haber sido víctima de violencia física y psicológica a manos de su expareja. Su vida no ha sido fácil, marcada por el dolor físico de diversas enfermedades y las golpizas que, según narra, le propinaba su exmarido, un policía retirado y condecorado a quien muchos consideran un héroe retirado.
A los 36 años, a Miriam le diagnosticaron cáncer de mama y enfrentó la pérdida de su seno en 2008, así como de su matriz, ovario e hígado en 2011.
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Los últimos 20 años han sido una constante batalla contra el cáncer y otras enfermedades como la vasculitis linfocítica, el asma bronquial, además de la ansiedad y la depresión. Hoy, a sus 54 años, la lucha continúa.
Una lamentable realidad para las mujeres que han superado el cáncer es la falta de oportunidades laborales. Según la propia Miriam, las empresas prefieren no arriesgarse a los posibles problemas de salud que puedan surgir después del cáncer, negándoles así la oportunidad de obtener un empleo.
Todo se complica cuando quien busca el trabajo además es una persona mayor, con responsabilidades de hijos y limitaciones físicas.
“Una mujer no merece ni que la maltraten, ni que la golpeen, ni que la denigren, ni que la hagan sentir miserable, por qué tuvo cáncer, porque le quitaron la matriz. Merecemos que ahora que ganó una mujer (la Presidencia de México), realmente se preocupen por nosotras” afirmó.
A pesar de los desafíos, Miriam se aferra a la idea de vivir con dignidad y espera que la ley esté del lado de las mujeres, permitiéndoles obtener un divorcio justo de quien fue su agresor.
Lidiar con esta carga no ha sido sencillo. Miriam revela que, tras las sesiones de quimioterapia, regresaba a casa solo para ser golpeada por su expareja.
Desde el noviazgo, Miriam notaba ciertos comportamientos inapropiados, como empujones que intentaba normalizar convenciéndose de que no eran tan graves. Se casaron en 1998 y, aunque al principio todo parecía normal, pronto comenzaron los golpes. A pesar de todo, los toleraba porque su esposo siempre le pedía perdón y prometía cambiar.
Con el tiempo, no solo rompió su promesa, sino que Miriam afirma que llegó a quemarla con cigarrillos, esposarla y golpearla. Cuando se jubiló, su esposo abandonó el hogar para evitar compartir su pensión, dejándola en una situación desesperada.
Miriam está exigiendo el divorcio y una pensión justa, pero asegura que las autoridades la han ignorado y la han desacreditado. Además, afirma que su exmarido utilizaba sus influencias y herramientas de trabajo para intimidarla y hostigarla.
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“Hace 25 años, a los 35 me enfermé de cáncer y él empezó a abusar de mí, él era policía municipal. Eran golpes, amenazas con pistolas, insultos”, lamentó.
Miriam ha denunciado ante la Fiscalía, la Policía Municipal y Derechos Humanos, pero enfrenta obstáculos en la búsqueda de justicia. Su situación se complica aún más porque su hija tiene una discapacidad cognitiva y convulsiona, lo que agrava su desesperación. Ella pide desesperadamente ser escuchada y recibir atención por parte de las autoridades, ya que teme convertirse en otra estadística más de los casos ignorados.