Culiacán, Sinaloa. Atrás quedó el glamour y el jolgorio del festejo. La fiesta prolongada por más de 20 horas en la capilla Malverde concluyó, pero la historia prevalece. El mito del “ladrón generoso”, la historia que de boca en boca fue propagada, también una vez quedó en tinta.
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De nombre Jesús Juárez Mazo y apodado “Malverde”, fue inmortalizado por el dramaturgo culichi Óscar Liera en su obra El jinete de la divina providencia. El texto dramático escrito en 1984 significa uno de los más importantes del Noroeste, incluso, tal vez, del teatro moderno mexicano.
Y es elocuente.
En un fragmento de la obra, el personaje del padre José pregunta al de Martha si le reza oraciones. La mujer, según la obra de Liera, responde: no, para qué; él goza de Dios, él no quiere oraciones, quiere piedras. Yo creo que, venerar a Malverde es como una forma de desafiar a los malos gobernantes. Le llevamos veladoras y música, le gusta mucho la tambora y que uno vaya a echarse sus cervecitas ahí.
Esta costumbre persiste.
De acuerdo a Rodolfo Arriaga Robles, miembro fundador del grupo creado por Óscar Liera, el jinete de la divina providencia advierte ese contenido social, de crítica, pero, además, de la verdadera tradición, esa que nada tiene qué ver con el estigma del narcotráfico.
“Es una obra que se escribió en 1984. Óscar (Liera) decía que había que escribir sobre nuestros mitos y tradiciones, y a él le fascinaba el mito porque vivió muy cerca de ahí, y le llamaba la atención que hubiera tanto devoto porque no era el santo de los narcos, esto es muy importante aclararlo: en 1984 era el santo del pueblo”, explicó.
El dramaturgo nació bajo el nombre de Óscar Cabanillas López, y su obra es extensa. En el caso del jinete de la divina providencia, la historia le llamó la atención debido al sitio donde vivió, ubicado en la esquina que forman el bulevar Madero y la avenida Lázaro Cárdenas, en la colonia Almada, a unos metros del lugar en donde originalmente, a punta de piedra, se erigió la primera ermita a Malverde.
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Ese sitio es el que alberga el actual Palacio de Gobierno. Entonces, la construcción que hoy día se conoce como la capilla Malverde, se cambió a su actual ubicación, en donde colindan la avenida Independencia con la calle 16 de septiembre.
Y la obra sigue vigente. Con todo y el festejo en que hoy día se ha convertido, todavía quedan personas que peregrinan a pedirle un imposible al santo patrono, como le llaman.
La fiesta, pues, aun pertenece en cierto modo al pueblo.
