Culiacán, Sin. La avenida Álvaro Obregón se ha convertido en el triste escenario de decenas de marchas para exigir el regreso de víctimas desaparecidas. Este sábado 3 de mayo, familiares de los jóvenes Ramsés y Ricardo, desaparecidos en Aguaruto el pasado 28 de abril, se unieron a esta exigencia.
Han pasado cinco días desde que se supo por última vez del paradero de los jóvenes: Ramsés Bastida Arreola, de 16 años, y Ricardo Verdugo Lechuga, de 22, quienes viajaron juntos desde Culiacán hasta Aguaruto para reunirse con un tercer amigo.
Según los detalles proporcionados por la madre de Ramsés, los jóvenes estaban en la plazuela de Aguaruto, mientras su hijo sostenía una llamada telefónica con su novia, esperando la llegada del tercer amigo.
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Fue en ese momento cuando, según relata la novia de Ramsés, una persona le pidió que finalizara la llamada. La comunicación se cortó. Desde las 13:50 horas comenzaron a enviarle mensajes que seguían siendo recibidos y marcados como leídos. Sin embargo, a partir de las 16:00 horas aproximadamente, las llamadas comenzaron a enviarse directamente al buzón de voz. Desde entonces, no se sabe nada ni de Ramsés ni de Ricardo.
Por su parte, la madre de Ricardo comenta que, según información proporcionada por terceros, aún sin confirmar, a su hijo le revisaron la mochila y, sin mayor explicación, se lo llevaron en una patrulla.
Ambos jóvenes son descritos por sus familiares y amigos como tranquilos, amorosos y trabajadores. Ramsés y Ricardo trabajaban en la misma taquería y solo buscaban pasar un día agradable entre amigos.
Un día antes de su desaparición, Ramsés estaba buscando la documentación necesaria para retomar sus estudios de bachillerato, pues, según comenta su madre, había expresado su deseo de regresar a la escuela, tras lamentar haber interrumpido ese proceso.
“Un día antes, me estaba preguntando que si mi mamá ya le había pasado los datos para ir a investigar eso, porque ya quería seguir en la prepa, que porque le había pesado haberse salido y pues andaba contento porque ya estaba trabajando otra vez con Ricardo”, agregó la madre de Ramsés.
Ricardo, por su parte, es estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), y además compartía el trabajo en la taquería con Ramsés.
“Los queremos de regreso, no buscamos culpables, los queremos vivos, porque vivos se los llevaron y vivos los queremos”, agregó la madre de Ricardo.
La marcha por su regreso inició en las inmediaciones de la iglesia conocida como La Lomita y recorrió toda la avenida Álvaro Obregón hasta llegar a la Catedral de la capital, donde se colocaron las fichas de búsqueda en las letras de Culiacán.
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Acompañados por compañeros de trabajo, familiares, amigos y miembros de la comunidad, este sábado dos familias más suplicaron por el regreso de jóvenes que han dejado una silla vacía, una habitación en silencio y, sobre todo, un núcleo social profundamente consternado.
Las familias de ambos jóvenes insisten en que no buscan culpables ni represalias, solo desean que Ramsés y Ricardo regresen con bien, pues su vida apenas comienza y no le debían nada a nadie.
“Señor, señora, no sea indiferente, se llevan a los hijos en la cara de la gente”, se escuchaba entre las plegarias.
