Guasave, Sin.- Lo vestirá con las prendas que llevaba el día en el que desapareció, lo abrazará por última vez y aunque sean los puros “huesitos”, lo besará. Es lo menos que una madre haría cuando ha levantado por encontrado a su hijo quien después de 9 años vuelve a casa, no como hubiese querido, pero sí para cerrar un capítulo abierto.
Sentimientos encontrados, esas fueron las palabras de la señora Mirna Nereyda Medina Quiñónez, fundadora de Las Rastreadoras de El Fuerte, cuando le dieron la noticia de que aquella osamenta encontrada en octubre del 2022 en el cerro Ocolome pertenece a su hijo Roberto.
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El 14 de julio del 2017 cuando encontró sus cuatro vértebras en una fosa de El Fuerte su madre supo que ya no lo volvería a ver con vida, sin embargo, algo en su corazón conservaba la esperanza, ese irrefutable sentimiento de que el corazón de un hijo sigue latiendo dentro de su madre.
“(Voy a) recoger estos restos, lo voy a vestir, le voy a poner esta ropa que fue la última que traía, ponérsela encima porque son huesitos y abrazarlo y darle el último adiós y cerrar el duelo de la muerte y de la incertidumbre ahora sí, saber que ya no lo voy a buscar a él, porque sabes que yo siempre lo buscaba, de repente se me olvidaba que había encontrado unos pedacitos de él y tenía la esperanza de que iba a llegar vivo, pero ahora ya tengo que asimilar que ya está muerto en su totalidad, ya va a estar en una fosa”, dijo quebrada por el dolor.
A como era de vanidoso “mijo”, expresó para justificar el por qué pese a esas partes de huesos encontrados que correspondían al ADN de Roberto, de 21 años, desaparecido en el 2014, ella siguió buscando hasta completar su cuerpo, se le hacía muy injusto confirmarse con cuatro vértebras.
El 5 de octubre del 2022 encontraron una bolsa negra en una fosa en la que se veía habían vaciado la osamenta, la Fiscalía General de la República atrajo el caso por tratarse de una búsqueda federal y desde entonces les suplicó que le dieran los resultados, no fue sino hasta el pasado lunes que lo hicieron y entonces, sobrevino el coraje al enterarse de cómo le quitaron la vida, dos balazos en la cabeza fueron la respuesta.
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“Encontré la fosa el martes en la tarde y les dije a los de la Comisión vamos a buscar, aquí vamos a escarbar, pero al día siguiente tuvimos un accidente y nos tuvimos que quedar, llegamos tarde a la búsqueda cuando llegamos ya la habían procesado, pero todo mundo nos contó cómo estaba y qué eran, mi teoría es que se llevaron el cuerpo y lo tiraron en otra parte por eso yo solo encontré cuatro vértebras porque al levantar el cuerpo de le salen las vértebras de la camisa, que fue gracias a Dios lo que yo encontré”, relató.
Mirna Nereyda Quiñónez ha caminado kilómetros en despoblado, ha luchado lo inconcebible y ha llorado hasta quedarse sin lágrimas, por eso la vida la ha hecho fuerte y ejemplo de quienes como ella sufren la desaparición de un familiar, no podría ya dejarlas, dijo cuando se le preguntó si dejará el movimiento, como lo había prometido a su esposo e hijo.
