Culiacán, Sin. – Reunidos muertos y vivos comienzan su peregrinar. Desde el corazón del centro de la ciudad comienzan a marchar. Son un grupo de artistas que celebran la tradición del Día de Muertos. Vestidos de catrinas y catrines marchan al son de una batucada.
Del otro extremo del Tamazula en el sector Tres Ríos los antros se preparan para recibir los disfraces de Halloween. Son dos festejos totalmente opuestos que buscan un latido en el mismo corazón.
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La procesión de los artistas es para honrar a los lugares alternativos que ya no están entre nosotros. Desde la Peña del Sax, lugar bohemio en los años 90 al San Remo, la cuna del trovador Juan Jiménez. También espacios alternativos como la Malavida. Todos tienen en común que dejaron se vivir. Por eso los honran.
Del otro lado del río las camionetas lujosas todavía no se dejan ver. Son apenas las 22:00 horas. Los guardias del Casanova explican que el movimiento es casi a la medianoche. Son cosas distintas.
Los artistas llevan su procesión sobre la calle Antonio Rosales. Parten desde la esquina con Álvaro Obregón. Superan las 100 personas. Todas como catarinas y catrines. Sus pasos los llevan hasta el sitio conocido como Alicletas. Ahí tienen el altar de muertos de todos aquellos espacios culturales que buscaron sobrevivir en una ciudad convulsa con un estigma.
Y las “calaveritas” no faltaron.
“La calaca sin hacer cola
Se metió a las alicletas
Llegó buscando a la Yola
Pá meterla en su maleta
Se dirigió a la viejona
Le dijo con voz bajita
Antes de ponerte en la lona
Prepárame una afrodita
En Mateo pensó en seguida
Su futuro será incierto
Tendrá que ganarse la vida
Vendiendo sus dulcicletos
La parca se puso loca
La Yola quería hacer bola
Pensó llevarse en su troca
A los tres de tirando rola
No te me ponches Yolita
Si es que a la muerte le temes
Está llamando a la palomita
Tu querido juan Jiménez
Quiero decirte, por cierto
Pá que te pongas al cien
Con cuatro botes bien muertos
Te está esperando la Itzel
La Yola emprendió su vuelo
Dejando atrás su necedad
Ya está pisteando en el cielo
Con Juanito y la Navidad”.
Yolani Parrilla, propietaria del espacio cultural “Alicletas” explica que prefirió una celebración del Día de Muertos encima del Halloween. Esas fiestas cualquiera las organiza. Basta una máscara o los disfraces que poco a poco se alejan de la tradición norteamericana. Prefirieron la tradición local. Por eso los altares para honrar a los que no están.
Mientras tanto, del otro lado del río la historia no aporta más novedad. La banalidad disfrazada de espanto para dar espacio a fiestas con la música de moda. El reguetón o los corridos tumbados. El Peso Pluma o Bad Bunny.
Y entre los artistas se aferran a Serrat y a Sabina, a Chabela Vargas y José Alfredo Jiménez. Es el choque de dos culturas que convive en la capital de Sinaloa en donde un grupo de renegados buscan permanencia en el consumo de una fiesta efímera como lo es el Halloween.
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En el bulevar Diego Valadez del Tres Ríos la vendimia es igual que siempre. Está floja, dice una comerciante. Lo advierte por el fin de quincena. En una esquina hay remate de máscaras. La venta sí subió por la fecha sin embargo el movimiento no se nota. Son ya las 22:00 horas y todo sereno. Parece que la Muerte prefirió otros espacios, los alternativos.
En Culiacán los lugares destinados a la vida nocturna varían mucho. En estas fechas los antros tienen el “sold out” y siempre es alrededor de la medianoche.
Y por el otro lado los espacios culturales buscan sobrevivir. La demanda es mínima, sin abrumados por el marketing y las tendencias. La foto para Facebook y las historias de Instagram. El Halloween como etiqueta o hashtag.
En las Alicletas ni hay grupo norteño. Son músicos locales como Héctor Castro y el Compaye. Hay entrada libre y el “sold out” no es un concepto que manejen, ahí todas y todos son bienvenidos.
Porque como dijo Yolani, propietaria del lugar: al final todos vamos para donde mismo.
Así fue la noche previa al Halloween y al Día de Muertos. La tradición contra la moda.