Los Mochis, Sin.- Estivalys Gerardo Ruiz es una mujer extraordinaria, pues al verla tan jovial, autosuficiente y carismática en su trabajo administrativo, no imaginarías que vive gracias a que recibió un trasplante de corazón hace 8 años.
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Durante seis años previos, luchó con todas sus fuerzas para salvar su vida, triunfo que logró gracias a que finalmente recibió un corazón donado por la familia de un joven de 19 años con muerte cerebral, esto después de tres fallidos intentos anteriores.
Estivalys recibió el trasplante de corazón en el Centro Médico La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social en la Ciudad de México el 18 de octubre del 2015, pues su propio corazón estaba literalmente destrozado, por lo que para respirar ella necesitaba estar conectada al tanque de oxígeno las 24 horas del día.
La causa de su enfermedad cardiaca fue una rara infección llamada Mal de Chagas y aparentemente contrajo este parásito que se trasmite por la picadura de la chinche o vinchuca, desde 30 años atrás durante una transfusión de sangre que le realizaron cuando tenía 2 años de edad al operarla del corazón para corregirle una malformación de nacimiento en la arteria aorta, cirugía que le practicaron en el IMSS de Guadalajara.
Estivalys relata que al principio el IMSS se negaba a trasplantarla, pues los médicos le informaban que era imposible porque requería simultáneamente trasplante de corazón y pulmón y que ese procedimiento solo se realizaba en Estados Unidos y España, para lo cual necesitaba 3 millones de pesos, pero en su intensa búsqueda de nuevas opiniones médicas, logró recibir medicamentos que le permitieron ser apta para la complicada cirugía de un solo órgano.
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“Yo traía oxígeno las 24 horas, pesaba 39 kilos, no podía entablar una conversación como estamos ahorita porque con el puro ‘hola’ yo ya estaba sin aire porque no tenía fuerza, me fatigaba todo. Entonces el donar los órganos es un milagro de vida, no sabes el bien que se hace”.
Después de la cirugía de trasplante permaneció seis meses en completo aislamiento para evitar riesgos de infecciones y un años después se reincorporó a un centro de trabajo, pues durante los seis años de su enfermedad trabajaba en casa en actividades de Recursos Humanos.
“Todos los días rezo a Dios por el joven donador y su familia que aceptó donar su órgano para que siguiera viviendo en mí”, compartió la joven mochitense a Línea Directa.
Estivalys vive tomando inmunosupresores permanentemente para evitar que su sistema inmunológico rechace y ataque a su corazón trasplantado por ser un órgano ajeno al cuerpo con el que nació, pero feliz de haber recuperado su vida.
Por ello, la joven de Los Mochis ninvita a todas las personas a ser donares de órganos cuando sea posible, ya que es un milagro de vida para quienes reciben los trasplantes.
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A los pacientes que están en lista de espera para recibir un trasplante de órgano para tener una segunda oportunidad de vida, los exhorta a no desesperarse y conservar siempre la fe en Dios como lo hizo ella.