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Guasave, Sin.- Y los 4 grados centígrados de este jueves por la madrugada ¿cómo se habrán sentido en la casita de hule negro? María atiende el llamado de los extraños, su pequeña casa es su hogar, es parte de las 15 viviendas en pobreza extrema que habitan la invasión de la colonia Renato Vega, en las riberas del río Petatlán.
En shorts, una blusa de tirantes, descalzos y con su bebé con un pañalito, narran que durante la noche no les abastecían las cobijas, a la niña de tan solo un año de edad, tuvo que abrigarla bien porque el hule no mitigó la helada.
La joven madre de apenas 16 años de edad, narra que se independizó de su madre, ella también habita en la extensión de la colonia en el sur de la ciudad, viven en las mismas condiciones, pero cuando María se quiso casar, decidió construir su propia casita, esa en la que este jueves amanecieron ella, su esposo y su bebé.
“Ay, mucho frío la verdad, mucho frío se sintió, tengo una niña de un año, tapándola y arropándola mucho, con tres cobijas y con dos cachorones gruesos porque se sintió mucho frío, más que otros días, mucho, mucho frío hace aquí, el hule no ayuda mucho y ahorita con el mismo frío, como que está queriéndole dar gripa (a la niña)”, expresa la menor en plan de madre.
Al llegar, son tres niños los que dan la bienvenida, todos descalzos, una mujer mayor casi casi, pregunta ¿cuál frío? parece no haberlo sentido a pesar de que su casita es también de lámina negra y es que ella misma asegura que cuando hay necesidad y no hay para comprar cobijas, el cuerpo se “hace cuerudo”, lo soporta todo, lo obligas a aguantarse.
En esta zona, los programas gubernamentales parecen que no han llegado, las mujeres aseguran que nadie va a visitarlos, menos en estos casos en los que las bajas temperaturas se están pronosticando más extremas. Entre ellos mismos, los niños, se limpian la nariz, el flujo nasal les escurre producto de los 15 grados que ya ha alcanzado la mañana.