Culiacán, Sin.- Ofelia López Mejía, quien fue la galardonada del Premio Medalla de Honor “Norma Corona Sapién” 2023, nació el 5 de enero de 1990 en la sierra de Oaxaca.
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Nació en el pueblo Juan Escutia Cuquila, una pequeña localidad de la región mixteca rodeada de montañas, situada en el municipio de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco.
Ofelia, era una niña indígena con los horizontes limitados por su entorno adverso, condenada a la pobreza y al silencio en la sierra de Oaxaca, pero sus sueños ignoraron el destino que le había tocado y decidió salir de su tierra para cambiar la historia de su vida.
En Sinaloa logró graduarse como Doctora en Ciencias del Derecho y convertirse no sólo en investigadora académica sino en una apasionada luchadora por la justicia social y los derechos humanos de las mujeres y las niñas indígenas.
Ofelia, cuya lengua materna es el mixteco, creció con cinco hermanos en esa comunidad indígena donde la Educación Superior y el desarrollo son algo impensable para las mujeres.
La penúltima hija que Vicenta Teófila Mejía López y Juan Bernardo López Ayala mecieron en su cuna fue Ofelia. Sus hermanos son Luz Lidia, Mónica, Juan Héctor, Santos Verónica y Dary.
Su papá es albañil y su mamá es ama de casa que, desde que tiene uso de razón, se dedica a la siembra y cosecha de maíz para el autoconsumo familiar
En su entorno adverso, el futuro que le esperaba a Ofelia en su pueblo era una existencia de sacrificios y privaciones.
Creció rodeada de paisajes hermosos, pero en desafortunadas condiciones de pobreza.
Ofelia no quiso ese futuro y a la primera oportunidad viajó en búsqueda de mejores horizontes.
Unos familiares que habían salido de su pueblo para trabajar le hicieron pensar en la posibilidad de dejar su tierra.
Al conocer las oportunidades que había más allá de ese cielo rodeado de montañas, pensó en estudiar.
Su pecho se encendió con el deseo de superarse y a corta edad decidió viajar a Sinaloa.
Sin embargo, por lo pequeña que era, durante un tiempo sus padres se negaron.
Finalmente, su contagioso optimismo convenció a su familia de dejarla emprender un largo viaje que podía ser peligroso para una niña.
Tenía apenas 14 años de edad cuando en agosto de 2004, ese caudal de sueños y la necesidad económica la obligó a migrar desde la sierra de Oaxaca hacia Sinaloa.
Cuando Ofelia llegó a Culiacán se inscribió en la preparatoria de la UAS “Hermanos Flores Magón” y a los dos meses encontró trabajo como empleada doméstica.
Se hospedó en una casa de renta de la colonia Rubén Jaramillo donde compartía gastos con una hermana y otras personas.
Llevaba una vida difícil, de carencias, pero por una serie de sucesos afortunados pudo combinar el trabajo con el estudio.
Los prejuicios nunca estuvieron ausentes. Logró trascender episodios de sufrimiento y resiliencia por la doble discriminación que sufre desafortunadamente la mujer indígena: por ser mujer y ser indígena.
“Los pueblos indígenas son los que menos acceso a la Educación Superior tienen y es muy difícil que las mujeres indígenas alcancen los estudios universitarios”, afirma.
No fue el caso de Ofelia, pues con entrega y sacrificio culminó la preparatoria para entregarse por completo a su formación profesional.
Tenía muchas responsabilidades y trabajaba para mantenerse. Esas exigencias la mantenían ocupada todo el tiempo. De hecho, eso es prácticamente lo único que hacía: trabajar, ir a las clases y estudiar.
Fue entonces cuando se le dio la oportunidad de obtener un ingreso como investigadora lo que fue un respaldo para su formación profesional.
Fue en el ambiente universitario donde tuvo el mágico encuentro con al artista de música prehispánica Ulises Muñoz Osuna, enamorándose y uniéndose en matrimonio en 2015. Ibrahim Balam Muñoz López, que cumplirá en junio tres años de edad, es el fruto del amor a la cultura indígena y la riqueza de sus coexistencias.
Ofelia obtuvo su Licenciatura, Maestría y Doctorado en Ciencias del Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Actualmente, orgullosa de hablar la lengua mixteca y pertenecer a una cultura ancestral, vive en Mazatlán y es subcomisionada de la Comisión para la Atención de las Comunidades Indígenas del Estado, dependiente de la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable de Sinaloa.
Ofelia está convencida de que si cambia el destino de las niñas indígenas puede cambiar México.
Precisa que durante generaciones las niñas indígenas nacen para tener hijos desde temprana edad, dedicarse a las labores del hogar, envejecer prematuramente y ser víctimas del machismo.
Muchos pueblos indígenas en México, acusa, viven en situación de pobreza sin acceso ni posibilidad de cubrir sus necesidades básicas. Sin educación, salud ni alimentación adecuada.
Ella es la niña indígena que se convirtió en una mujer luchadora por la dignidad y la justicia social.
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Autora de varios capítulos de libros en temas relacionados con la no violencia en mujeres indígenas y derechos humanos en los que subraya que no hay paz sin justicia social.
“La justicia social y la paz se puede alcanzar si más niñas indígenas se salvan del analfabetismo, de la exclusión, la pobreza y la enfermedad, si más niñas pueden llegar a la universidad”, asegura al subrayar que la vida no es fácil, pero con confianza en uno mismo y perseverancia se puede cristalizar cualquier sueño.
Ofelia López Mejía es un hermoso ejemplo de superación que logró vencer el machismo imperante en una sociedad castigada por la pobreza y el histórico sometimiento de la mujer ante el varón. Su historia ejemplar y su lucha indoblegable son inspiradoras.