Guasave, Sin.- Eran aproximadamente las 7:20 horas este lunes 5 de diciembre, el inicio de la semana después de las festividades de Nuestra Señora del Rosario comenzaba y los comerciantes aún no recogían sus puestos de la tradicional feria; todo mundo se encontraba en sus actividades cuando el estruendo sobrevino.El sonido ensordeció la ciudad, el corazón agrícola de México vibró y el temor de la población creció al confirmar que todo fue producto de una explosión en el domicilio ubicado por la calle Madero, entre Cuauhtémoc y Colón.Nadie afuera sabía lo que pasaba, nadie dentro, ni debajo de los escombros tampoco daba crédito a lo sucedido; los habitantes del pequeño hogar, una familia conformada por seis personas, vivían los peores momentos de sus vidas: su casa había colapsado.Los vecinos del sector El Chaleco de inmediato salieron a la calle, pero el panorama era desolador, del domicilio marcado con el número 462 solo quedaban paredes derrumbadas y trozos de fierro retorcidos.Rápidamente los hombres que se encontraban cerca acudieron a auxiliar a las víctimas; las mujeres rezaban y pedían a Dios que salvara a los niños, niñas y adultos que hasta antes de la explosión, dormían.Don Jesús Norzagaray Montiel, de 78 años, habitante del domicilio contiguo a la fuente de la explosión, y quien vive ahí con su hijo y nietos, se despertó con el estruendo provocado por la supuesta acumulación de gas; con un gran esfuerzo se levantó de su cama, tomó las primeras prendas que encontró para vestirse y poder salir a la calle, porque según él, se imaginaba que su casa se derrumbaría.?Fue un tremendo susto el que me pegué yo ahí; luego empezaron a caer escombros y escombros, y luego dije yo: ‘¡Se me va a caer la casa!’. A como pude me levanté, me puse el pantalón y me salí como pude?, expresó.En una acción rápida, minutos después arribaron al lugar elementos de la policía municipal, quienes se entrevistaron con Marisela León, habitante de la casa del incidente, quien les indicó que en el lugar se encontraban cinco personas más, entre ellas tres menores de edad.Los elementos de seguridad pidieron apoyo a las corporaciones de auxilio, pero no había tiempo que perder, así que ellos mismos lograron ubicar al menor Tadeo, quien de entre los escombros pedía ayuda; después rescataron a los otros cinco lesionados a quienes sacaron de entre los restos de ladrillos y cemento.?Un compañero movió un bloque grande y el niño sacó la manita, empezamos a escarbar y ya empezamos a descubrir lo que era el cuerpo, una pierna.?El alivio de que ya le sacamos la gran parte del cuerpo y ya movimos todo lo que quedaba, y ya lo sacamos?, expresó.Tomás Olivas, quien tiene su domicilio enfrente de donde se registró el siniestro, regresaba de realizar actividades deportivas; y justo cuando ingresaba a su hogar, apenas alcanzó a cerrar la puerta de su cochera cuando algo escuchó y al voltear hacia atrás solo veía fuego; lo primero que hizo fue pensar en sus niña y su esposa que se encontraban en el interior de su vivienda.La casa de Olivas Campos resultó con algunos daños, principalmente en el portón; la puerta principal fue derrumbada por la onda expansiva, los cristales de todas sus ventanas reventaron por la fuerza; y en la pared frontal de la segunda planta, el barandal de la escalera quedó destruido, salió disparado y se quedó incrustado ahí.En la calle, tiradas quedaron algunas pertenencias de la familia León, la mochila de la pequeña Yoelí estaba ahí llena de polvo y con los libros dentro porque estaba preparándose para asistir a la escuela como todos los lunes.Un trofeo y reconocimientos deportivos del pequeño Joel estaban también en el suelo llenos de hollín; los recuerdos del esfuerzo que realiza en el deporte, ya que se desempeña como portero en un equipo de categoría menor, quedaron como mudos testigos de una tragedia.La mirada de la gente se clavó en los escombros, en el esfuerzo de los rescatistas, de la cinta amarilla que alerta sobre el riesgo, de los cuerpos de sus vecinos que eran sacados, de los gritos de dolor y el llanto que no olvidarán.La duda quedó en todos, el no saber a ciencia cierta lo sucedido, el pensar en cómo reconstruirán las ruinas de una casa que veía a diario a seis personas; el cuándo tendrán para arreglar sus propias casas que fueron afectadas.En el recuerdo quedarán los minutos más temidos de sus vidas, en las plegarias, en el auxilio, en la solidaridad que desde ese momento se despertó entre vecinos, allegados y desconocidos.Para la familia León Armenta, que de milagro salió con vida, este incidente marca el antes y el después; lo perdieron todo, pero siguen vivos y unidos.mg
El estruendo inundó la ciudad? y la tragedia sobrevino
Para la familia León y los vecinos del sector El Chaleco, el 5 de diciembre marca un antes y un después; el día se marcó por la tragedia
Fuente: Internet