Mazatlán, Sinaloa.- “¡Nos falta uno!, ¡Nos faltan todos”, “¡Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están”, fue el clamor general durante la marcha de madres y familiares de personas desaparecidas que emprendieron del Monumento al Pescador hasta la Plazuela Zaragoza, donde está su “Árbol de la Esperanza”.
Este día no fue para celebrar el Día de las Madres, no, esta vez, portando mantas y pancartas con las imágenes de sus familiares, se unieron en una sola voz para pedir por los suyos.
“Hijo, escucha, tu madre está en la lucha. Hijo, escucha, tu madre está en la lucha”, gritaban a una sola voz para seguir caminando por la avenida Aquiles Serdán, mientras decenas de personas los veían y se solidarizaban con ellos.
“¿Dónde están?, ¿dónde están?, ¿dónde están? nuestros hijos, ¿dónde están?”, gritaron también mientras seguían avanzando por la calle Zaragoza.
Al llegar a la Plazuela Zaragoza, extendieron frente al Árbol de la Esperanza, donde cuelgan las imágenes de todos sus tesoros desaparecidos en hijos de colores, las pancartas que cargaron a lo largo de su camino.
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Frente a sus desaparecidos, las madres y familiares se juntaron y soltaron globos blancos con pequeñas leyendas con los nombres de sus familiares, que empezaron a elevarse entre los grandes árboles de la plazuela para perderse en el cielo azul.
Algunas madres con lágrimas en los ojos, otras más abrazándose, vieron perderse a lo lejos los globos blancos.
La presidenta del colectivo “Tesoros Perdidos Hasta Encontrarlos”, Irma Arellanes Hernández, invitó al pase de lista. Una por una de las madres de familia, padres y hermanos empezaron a decir los nombres de sus desaparecidos hasta que se dijo el último.
Algunos familiares aprovecharon para colocar en cordones de colores las imágenes de sus hijos o parientes desaparecidos, otros más, clavaron en la tierra las imágenes de quienes los privaron de su libertad recientemente.
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Fueron unas horas donde las madres se desahogaron un poco de ese deseo de volver a encontrar a sus seres queridos, de saber que, aunque son pocas, están unidas, en esta lucha que las mueve y que es encontrar a sus tesoros perdidos.