Culiacán, Sinaloa. – Desde que era una niña de cinco años Karen soñaba con vestir el uniforme militar. En su hogar, la figura de su padre, un sargento segundo del Ejército Mexicano le enseñó el significado del honor, la disciplina y el amor a la patria. Hoy, con 29 años, esa pequeña que jugaba a ser soldado es una mujer fuerte, madre de un niño de ocho años y orgullosa policía militar.
Conoce la información del centro de Sinaloa en la sección especial de Línea Directa
Su historia es un testimonio de vocación y entrega. Nació en Veracruz, pero desde hace 18 años Sinaloa es su hogar. Aquí creció, se formó y decidió seguir los pasos de su padre en una carrera que, aunque exigente, le llena de orgullo.
En el marco del 112 Aniversario del Ejército Mexicano, celebrado en el complejo militar “El Sauz” en Costa Rica, Culiacán, Karen compartió su historia con Línea Directa.
Debes leer: “El baluarte de la seguridad y la soberanía”: Rocha encabeza el 112 aniversario del Ejército Mexicano
Indicó que el camino no ha sido fácil. Cada mañana, a las 05:00 horas suena la alarma y es hora de ponerse en pie. El deber la llama, ya sea dentro de la Novena Zona Militar o en las calles, cumpliendo su misión de proteger a la sociedad.
“Toda mi vida he estado viendo a mi papá en el medio, es una inspiración y me compartió el amor a la patria, el amor a la bandera, el amor a mi uniforme. Desde muy pequeña, desde que estaba en el kínder siempre dije que quise ser militar”, dijo.
Karen compartió e origen de su inspiración | Foto: Karina Camacho
Para Karen, su trabajo no solo es un compromiso con el país, sino también con su hijo, su mayor motor.
A pesar de los desafíos que implica ser soldado y, sobre todo, mujer en una profesión dominada por hombres, nunca ha sentido miedo, ni siquiera en un estado donde la seguridad sigue siendo un tema complejo.
Hoy, en su día, Karen no solo celebra a su institución, sino también su propio camino. Desde hace 18 años, Sinaloa la acogió y, aunque no nació aquí, lo siente como su segunda casa.
Para ella, llevar este uniforme no es solo un trabajo, es un honor, uno que sostiene con la mirada firme y el corazón lleno de convicción.