Navolato, Sin.- A la familia de Cruz Alberto le salió más caro el remedio que la enfermedad…
La patrulla en la que iba el remedio carga la enfermedad. Inerte, el joven de 26 años se observa a través de los resquicios de la doble cabina de la camioneta.
La cinta delimita el perímetro en el área de acceso a urgencias de la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social de Navolato.
Fuera del área, en el lado de la vida, se escucha un sollozo. Las lágrimas rompen el dique del dolor y fluyen sin contención. La mujer cubre su rostro y mira por entre los dedos menudos. Su llanto es callado y la aceptación de la muerte, un reclamo sin esperanza.
“Es cierto, él era así, pero no merecía esto…” susurra.
El remedio que salió más caro que la enfermedad se solicitó la tarde-noche del jueves en La Curva, población perteneciente a la sindicatura de Navolato.
Cruz Alberto, poseído por los influjos de alguna droga, se oponía a las pretensiones de sus familiares de internarlo en un centro de rehabilitación. Y se defendía, ofendía y se tornaba violento.
La ayuda fue solicitada…
Una patrulla de la Policía Estatal Preventiva con agentes de la policía municipal acudió al llamado.
El desenlace tiene dos versiones. Favorable para cada una de las partes.
La oficial, que Cruz Alberto agredió a la gendarmería municipal; la familiar, que el joven al ver a la fuerza policial, pretendió huir.
Cruz Alberto yace sin vida en el asiento trasero de la patrulla con una herida de bala en la espalda que le perforó el tórax.
Los que estuvieron presentes aseguran que un agente fue el que disparó. Y los que saben, que este recién egresó de la academia de policía y que su hoja de servicio apenas cuenta con tres meses y medio de antigüedad…
El llanto de la mujer cesa. Desde las entrañas del reconocimiento observa el cuerpo oculto en la patrulla en el acceso al área de urgencia del Seguro Social, y musita convencida:
“…él era así, pero no merecía esto”.