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Mazatlán, Sin.– Con el uso de la fuerza pública, camiones de mudanza y una orden, cuarenta familias del fraccionamiento Hacienda del Valle, en el puerto de Mazatlán fueron desalojadas, tras un juicio legal y por mandato de un juez. Estufas, colchones, camas y hasta roperos, además de otras pertenencias personales lucieron en las banquetas ante los ojos de niños, mujeres y hombres.
En las calles elementos de Seguridad Pública, y también las unidades pesadas de mudanza, de acuerdo a los afectadas, describieron que, desde temprana hora, les ordenaron desalojar estas viviendas, donde incluso les abrieron candados y hasta puertas de las casas, que tienen cuando menos de ocho años viviendo en este sector.
“Queríamos comprar, nadie se acercó para negociar. Llegaron cortando candados y abriendo chapas y si no querías te abriles te traían a la policía para que abrieras. Sino se salen, ahorita va a venir la policía, esa es una amenaza, que van a traer hasta la ministerial, y estaban aventando las cosas. No nos queremos quedar con las casas, queremos adquirirlas, nunca nos hemos negado”.
Miguel Ángel Jardines, miembro del Movimiento Amplio Social Sinaloense, acudió al sitio, y aseguró que no permitirán que estas familias de escasos recursos pierdan este espacio, que desde hace doce años han habitado y también le han hecho mejoras estos inmuebles que estaban abandonados.
“Es ilegal, pero porque nosotros tenemos derecho de posesión desde hace 10 años y también le invertimos a las casas, nos metimos, no sacamos a nadie con violencia, nos metimos porque estaban inhóspitas, deshabitadas y vandalizadas, si no nos hubiéramos metido aquí, hubiera una serie de irregularidades, no es que no las vamos a perder, estaban en total abandono, hay 22 mil viviendas en Mazatlán”.
Indicaron que fueron amenazados por los presuntos propietarios de estos inmuebles, donde los mismos actuarios les advirtieron que si no se retiraban con todo y muebles, la policía e incluso el mismo Ejército arribarían para correrlos, ya que según estas casas fueron rematadas por una inmobiliaria.
Entre grito, y exigencia de justicia, las familias piden respeto a sus cosas, porque no les han mantenido ninguna consideración a la situación economía que ellos viven, pese a que en su momento buscaron negociar y conveniar para que les vendieran las casa, que en su momento invadieron sin que tuvieran protecciones, ni puertas, y con trabajo los fueron reparando.
Las familias han bloqueado el acceso al asentamiento humano, para evitar a toda costa este desalojo que comenzó desde temprana hora.
