Los Mochis, Sin.- Este 20 de junio se cumplirá un año del asesinato de los dos misioneros jesuitas Joaquín Campos Morales (Padre Gallo) y Joaquín César Mora Salazar (Padre Morita) ultimados a balazos junto con el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma en una iglesia de Cerocahui, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua.
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En este primer aniversario luctuoso, de manera simultánea en todas las iglesias del país se repicarán las campanas el martes a las tres de la tarde para pedir por todas las víctimas de la violencia, para llamar a la conciencia de la ciudadanía y también para invitar al Gobierno a que se dé cuenta de que el aumento de homicidios es una situación que no se puede tolerar ni normalizar, informó el presbítero Alberto Gerardo Gutiérrez González.
El sacerdote del Santuario de Guadalupe aclaró que la Iglesia no sólo se está centrando en el triple asesinato de estos dos sacerdotes inocentes que se dedicaban a servir a la gente más humilde, que son los rarámuris, y del promotor turístico que fue asesinado junto con ellos, sino que está haciendo un llamado a la conciencia de la ciudadanía porque ante tanta violencia ya nadie se siente seguro.
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“De hecho, la invitación es a que a las misas de hoy trajeran las personas las fotografías con las víctimas de los asesinatos para pedir por ellas y para hacer manifiesto que la Iglesia está en contra de toda la violencia, porque la violencia sólo acarrea violencia, en segundo lugar, ahora con este primer aniversario luctuoso el martes se invita a hacer un repique de campanas a las tres de la tarde”.
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El repique de campanas será simultáneo en todas las iglesias del país el martes para pedir por la salvación de las víctimas, así como para llamar la atención de la gente para que tome conciencia de que debe cesar la violencia porque sobrepasa los límites de toda racionalidad, explicó el sacerdote católico.
Esta acción no es interferir en política, es una acción propia de la iglesia para hacer tomar conciencia a la ciudadanía de que el problema es mayor cuando la violencia se normaliza en la sociedad y llega a aceptarse que los asesinatos pasen sin que nada los detenga, porque ese fenómeno debe acabar, puntualizó el sacerdote.
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