Concordia, Sin.- Los habitantes de la zona rural en los límites de Mazatlán y Concordia reconocen que la construcción de la presa Picachos era una necesidad para garantizar la captación de agua y de ahí poder abastecer el vital líquido para consumo humano, así como también para la agricultura y la ganadería de ambos municipios.
Sin embargo, pese a que la presa se terminó de construir hace años y también ya se terminó el acueducto hacia Concordia, quienes resultaron afectados al haber perdido sus tierras de cultivo, siguen esperando pagos justos por sus propiedades.
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Así lo expresó Alfonso Moreno Sánchez, vecino de San Marcos, quien a nombre de sus compañeros, dijo que en algunos casos se les quiso indemnizar con tres mil pesos por hectárea.
“Todavía no nos acaban de pagar. Vamos a tener como 20 años en esto y no hay negocio”.
– ¿Qué les dicen?
“Que nos van a pagar, pero muy despacito ¿Qué le buscan? Hay hectáreas que pagaron en tres mil pesos. Para qué sirven tres mil pesos ahorita. Qué pecado hicieron. Las hectáreas están caras y eran de riego, desde Juantillos hasta que sale a la presa y están hundidas. No dejaron ni para sembrar nosotros. Pura pobreza”.
El comunero de San Marcos dijo que, en caso de su mamá, alrededor de 33 hectáreas donde sembraban maíz, zacate y pastura para ganado, quedaron inundadas con la presa Picachos y la indemnización que recibió fue mínima. Incluso comentó que la señora, desde su silla de ruedas sigue esperando un pago justo.
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Entrevistado previo a la inauguración del acueducto Picachos-Concordia, reconoció que sigue sembrando, pero ahora en la parte alta de la nueva comunidad y en una extensión de terreno más reducido.
Agregó que en San Marcos vivían alrededor de 800 personas, cantidad que se redujo por el desplazamiento de la comunidad y a los afectados aun los traen a empujones, pero no se les termina de cubrir sus indemnizaciones.