Guasave, Sinaloa. – Al compás solemne de los tamborileros el pueblo de Corerepe se reunió para despedir a uno de sus más grandes hijos: Antonio Coronado Guerrero, conocido y querido como el “apóstol de la poesía de Navachiste”.
En un emotivo homenaje sus amigos y compañeros de vida le dedicaron un poema de despedida mientras el féretro de color caoba, que contenía sus restos, abandonaba el Centro Comunitario de Corerepe, mismo lugar donde había forjado su vocación artística y filosófica.
La noticia de su partida llegó como un golpe inesperado, y dejó consternación entre aquellos que compartieron con él tantos momentos.
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“Nos cayó como un rayo la noticia de tu partida, ‘Toño’”, le expresó uno de sus amigos más cercanos, Luis Miguel Verdiales Moreno, sin poder comprender del todo la magnitud de su pérdida.
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Coronado había mantenido en silencio muchos de sus dolores, incluso cuando su rostro delataba una aflicción que sobrepasaba cualquier mal físico: la partida temprana de Marlon, su hijo. Aun así, su entorno más cercano daba por hecho que estaba bien, pues “Toño” siempre mostró una actitud entusiasta y optimista en cada reunión, especialmente cuando se trataba de organizar el próximo evento cultural en el Centro Comunitario, ese espacio que dirigió con dedicación y donde tantas vidas fueron tocadas por su pasión.
En las últimas semanas compartió con su equipo su entusiasmo por nuevos proyectos, como la llegada de trovadores que aún no se habían presentado en Corerepe, y su mirada estaba puesta en la siguiente edición del Festival Internacional de las Artes de Navachiste, su obra cumbre y mayor legado. Pero de su enfermedad “pancreatitis”, no mencionó nada.
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“Toño” Coronado, el hombre que fue maestro de Filosofía, Ética, Literatura e Historia Económica y Social, se mantuvo fiel a su carácter coherente y discreto, sin quejarse ni desviar la atención de lo que más amaba: la cultura, el arte y el bienestar de su comunidad.
A lo largo de su vida, Coronado Guerrero fue un hombre centrado, un gran conversador y apasionado por los temas políticos y sociales. Su visión del mundo lo llevó a promover la riqueza cultural y natural de Sinaloa, con la bahía de Navachiste como símbolo de esa grandeza que tanto admiraba. La bahía, con su mar y su viento, fue para él mucho más que un paisaje; fue el escenario de sus poemas y reflexiones, donde encontró la inspiración para convertir a Navachiste en un templo para la poesía. Como recordaron sus amigos “la poesía en Navachiste dejó tatuados en el agua tu nombre y espíritu”.
Quienes lo conocieron no solo como el poeta, sino como el hombre que siempre luchó por las causas más nobles, difícilmente podrán olvidarlo.
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“Toño” Coronado fue más que un simple escritor o maestro, fue un visionario que supo adelantarse a los tiempos, como lo atestiguan quienes lo describen como un hombre que “se adelantó a la cuarta transformación de la República, sin que esta fuera aún imaginada”.
Foto: Cortesía
En su obra y en su vida, Toño encarnó la poesía misma. “Tú, el poeta de las aguas, el viento y el big bang”, escribieron sus amigos en su homenaje final. Toño fue un hombre que vivió intensamente, fiel a sus principios y a su amor por la cultura. Sus amigos lo recordarán siempre como “el lobo estepario, cuyo olfato lo llevó un día al paraje que hoy acumula poemas y fogatas”.
La poesía en Sinaloa, especialmente en Navachiste, no será la misma sin “Toño” Coronado. Él fue su apóstol, el hombre que llevó la palabra más allá de los libros, más allá de los festivales, para transformarla en un movimiento de vida, una corriente que hoy fluye con su nombre grabado en cada verso.
“Bien dicen que la poesía es religión y Navachiste su templo”, expresó uno de sus más cercanos amigos, para luego agregar, con solemnidad: “Yo digo que aquí eres tú, ‘Toño’ Coronado, su apóstol”.
“Toño” Coronado deja un legado invaluable, no solo en las letras, sino en cada una de las personas que tuvieron la fortuna de compartir su vida con él. Su memoria vivirá en los corazones de aquellos que fueron testigos de su paso por este mundo, y su ejemplo será un faro para futuras generaciones de poetas y artistas.
“Que Dios te colme de luz y te lleve al infinito estelar, en el vórtice de la tierra alrededor del sol, para que nunca mueras”, concluyeron sus amigos en su despedida.
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Descansa en paz, Toño Coronado, gran poeta sinaloense, incansable luchador de las nobles causas y fiel procurador de la cultura. Tu huella será imborrable, y tu espíritu seguirá inspirando a quienes, como tú, ven en la poesía una forma de vida.
Hasta siempre, camarada y amigo.
POEMA A “TOÑO” CORONADO:
- Nos cayó como un rayo la noticia de tu partida, “Toño”, porque callabas mucho de tus dolores, aun y cuando tu rostro delatara el más grande de todos: la temprana partida de Marlon, tu hijo.
- En el equipo dábamos por hecho que estabas bien.
- En las últimas reuniones mostrabas ese entusiasmo de siempre por el siguiente evento cultural de nuestro Centro Comunitario Corerepe, relativo a los trovadores que aún no se han presentado en este lugar, del que eres y serás siendo director general.
- Igual te animaba siempre el siguiente Festival Internacional de las Artes de Navachiste, tu digna y más grande obra.
- De lo otro, no recuerdo que nos hayas dicho una palabra parecida a “pancreatitis”.
- Tú, que fuiste maestro de Filosofía, Ética, Literatura e Historia Económica y Social; un hombre centrado, coherente y gran conversador, apasionado del tema político, quien con tu visión del mundo promoviste la grandeza y belleza de nuestro estado, con la bahía de Navachiste como punta de lanza.
- Seguramente tu legado y tu ejemplo de lucha harán imposible tu olvido en la memoria y el corazón de quienes fuimos testigos de tu paso por la vida.
- Fuiste el hombre que se adelantó a la cuarta transformación de la República, sin que esta fuera aún imaginada.
- Tú, el poeta de las aguas, el viento y el big bang.
- El lobo estepario, cuyo olfato te llevó un día al paraje que hoy acumula poemas y fogatas.
- Bien dicen que la poesía es religión y Navachiste su templo. Yo digo que aquí eres tú, “Toño” Coronado, su apóstol.
- Porque la poesía en Navachiste dejó tatuados en el agua tu nombre y espíritu.
- Un abrazo, poeta maldito.
- Que Dios te colme de luz y te lleve al infinito estelar, en el vórtice de la tierra alrededor del sol, para que nunca mueras.
- Descansa en paz gran poeta sinaloense, procurador de cultura e incansable luchador de las nobles causas.
- Hasta siempre camarada y amigo.
Composición del profesor Luis Miguel Verdiales
