Culiacán, Sin.- Con un rotundo éxito se presentó en el Teatro Pablo de Villavicencio el espectáculo La veritá (La verdad), con la Compagnia Finzi Pasca, la cual contagió al público con su magia, sus emociones, sus actos circenses, su bella música, sus personajes extravagantes y su humorismo, en torno a un telón de boca realizado en el año 1944 en Nueva York, para la ópera Tristán e Isolda, que al final confluye en la historia de amor de Gala y el pintor surrealista catalán, Salvador Dalí, autor del telón.
La obra se presenta hasta este sábado en Culiacán, en el marco de la Temporada de Otoño de la Sociedad Artística Sinaloense y el Instituto Sinaloense de Cultura, con todo el boletaje vendido.
Al estilo del actor y director teatral suizo Daniele Finzi Pasca (Lugano, Suiza, 1964), autor del montaje, la pieza con dos horas de duración estuvo llena de magia y encantó lo mismo a grandes, la mayoría, que a chicos, quienes reían con los actos de malabarismo con aros, pelotas y peonzas, o se quedaban boquiabiertos con las acrobacias en trapecios, ruedas giratorias y otros artefactos, o que tocaban piezas de El Cascanueces en copas de cristal medio llenas de agua.
Muchos minutos para soñar en un mágico mundo surrealista. La historia inicia con la subasta de un gigantesco telón de boca que representa a Tristán e Isolda, personajes de una leyenda llevada a la ópera por Richard Wagner, y que fue pintado por Dalí y permaneció en bodega durante mucho tiempo, hasta que hace poco fue descubierto y, en vez de exhibirla en un museo, una fundación decide reusarla en un espectáculo teatral.
Entre sketchs cómicos, suertes de contorsionismo, actos de ilusionismo, el uso de monigotes, cantos y música en vivo, con diferentes instrumentos formales y hechizos, el público aplaude de un asombro a otro, mientras por el escenario desfilan hombres y mujeres vestidos de bailarinas, personajes con cabezas de rinoceronte, un buzo que evoca la vez aquella en que el excéntrico Dalí llegó a dar una conferencia vestido con ese traje, en Nueva York.
En cierto momento, Finzi Pasca recuerda: ?cuando de niño paseaba por el bosque con mi papá, sucedía que empezaba a sentirme un poco cansado y ya no quería seguir adelante; entonces papá me decía siempre: ?Vamos un poquito más adelante, ¿ves aquel árbol?… Vas a ver que a sus pies, los conejos dejaron caramelos de menta. Caminábamos de la mano y lo jalaba para llegar más rápido. Bajo la planta, siempre, me esperaba un caramelo de menta?.
Esa historia, dice el autor, fue una lección para aprender a no detenerse, a seguir adelante. ?El olor de la menta me sigue guiando? Los clowns tratamos de ser verdaderos en escena para conseguir hacerlos soñar? Por eso, La Veritá, la verdad, es una pequeña obsesión para la gente del teatro?.
Un montaje medio barroco pero también cargado de imágenes surrealistas que en sí mismo constituye un homenaje a Dalí y a su amor por Gala, su esposa, telones que suben y bajan mientras se prepara el siguiente acto circense, una historia que no termina de aflorar y, de haberla, es sólo un mero pretexto para desatar la magia, los sueños y las emociones y echarlas a volar, como la única gran Verdad a la que apelan los artistas.
El largo aplauso del público al final, de pie, fue muestra fehaciente del entusiasmo que el montaje provocó en los asistentes, entre ellos niños, cuyas risas claras no dejaron de oírse durante la función.
WM
Circo, música y teatro se viven en el Villavicencio
La Veritá, bajo la Producción de Finzi Pasca, es presentado por la SAS-ISIC
Fuente: Internet