Si alguna vez has sufrido de ansiedad debes saber que es una de las sensaciones más desesperantes y desagradables de la psique que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento, sobre todo cuando hay situaciones de tensión como la que estamos viviendo actualmente con el confinamiento.
Pero ahora imagina si esto le sucede a uno de tus hijos. ¿Has pensado siquiera esa posibilidad?
Pues en la infancia y en la adolescencia es más frecuente de lo que te puedes esperar y la intervención oportuna de los padres ha demostrado que es más efectiva que cualquier otra terapia.
Pero, ¿cómo puedes saber si tu hijo tiene ansiedad?
Bueno, primeramente, siendo la ansiedad una emoción que experimentamos todos en algún momento como reacción ante situaciones de estrés o sensación de peligro, es muy normal.
Al sentir ansiedad nuestro cuerpo libera sustancias como la adrenalina que nos hace sentir una especie de lucha interior o ganas de huir.
Algunas veces la ansiedad nos ayuda a enfrentarnos a situaciones desafiantes o desconocidas, y es ahí cuando entran en escena los niños, para quienes todo es nuevo, desde las sombras en la oscuridad hasta la socialización con otros pequeños.
Cómo puedes reconocer la ansiedad
Algunos de los indicadores de ansiedad son:
- Tener preocupaciones que van en ascenso hasta llegar al terror.
- Respiración agitada, sudoración excesiva, aumento de las palpitaciones, tensión muscular, dificultad para respirar, náuseas, sensación de debilidad, mareos.
- Algunas personas se abstienen de hacer cosas, otros se motivan a actuar por ansiedad, pero esta se convierte en un problema cuando afecta su vida cotidiana impidiéndole realizar actividades simples como estudiar, jugar o hasta dormir.
La ansiedad en niños se manifiesta como transtornos diversos.
Uno de ellos es el que se presenta por la separación, ya sea que sea temporal, por divorcio, por ir a la escuela, y esta situación de no ver a alguien de confianza por ejemplo, le provoca llanto y pánico.
Las fobias son otro transtorno, ya sea a las tormentas, a los insectos, a situaciones incluso como ir al baño, a los ruidos, etcétera.
La ansiedad por salud es una conducta que genera compulsiones y obsesiones.
La ansiedad social por tener proximidad con otros también es un problema. Les impide comunicarse efectivamente y el temor de hacer cosas que les puedan dejar en ridículo también es grave.
La ansiedad generalizada es cuando se preocupan por todo, desde la escuela, la salud, hasta lo que está pasando en el mundo entero, por lo que se muestran irritables, estresados, no duermen adecuadamente y sienten molestias o dolencias.
La ansiedad derivada de estrés postraumático surge luego de haber vivido una situación que afectó su vida.
Si notas que estas conductas las tiene tu hijo, no dudes en pedir ayuda profesional de psicólogos quienes ofrecerán para ti y tu hijo la terapia más personalizada de acuerdo a sus necesidades.
Además, si tu sufres con este confinamiento en casa, ¿imagínate ellos que solo quieren jugar y divertirse?
Para ayudar a tus hijos que sufren de ansiedad puedes:
Explicarle que lo que le está pasado se llama ansiedad y a todos les puede llegar a, pasar.
Enséñalo a respirar para que pueda tener un poco más de calma, con respiraciones profundas y lentas. Si no sabes puedes ver algún tutorial en Youtube.
Entretener su mente en algunas actividades como escribir, jugar o hasta cocinar juntos.
Cariño, abrazos, amor y comprensión.