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¡Son chingaderas!

No hay otra forma de expresarlo, no hay otra forma de decirlo. La última vez que circulaba por la autopista Mazatlán – Culiacán, treinta kilómetros al...

Jesús Rojas Rivera
Jesús Rojas Rivera | Jesús Rojas Analista y columnista Línea Directa

No hay otra forma de expresarlo, no hay otra forma de decirlo. La última vez que circulaba por la autopista Mazatlán – Culiacán, treinta kilómetros al norte, pasando la caseta de “Mármol” un vehículo salió del camino porque le reventó una de sus llantas delanteras producto de un bache en el la carretea. Era el 24 de diciembre de 2022, viajaba con mis hijos de Escuinapa a Culiacán, por ese tramo carretero en pésimas condiciones pagamos $146 pesos, a las 3:03 por el carril de telepeaje, según consta en el recibo digital que aún conservo.

Cada semana sabemos por diversos medios de comunicación de accidentes en viales ocurridos en rúas federales del estado; exceso de velocidad, distracciones de las y los conductores, desperfectos mecánicos y por supuesto el pésimo estado de las carreteras. Para los expertos en movilidad y seguridad vial, la siniestralidad carretera conjuga una serie de factores que en suma, aumentan la posibilidad de un desenlace de consecuencias fatales. Desde un siniestro de repercusiones económicas cuantiosas, hasta alguno que deje graves daños a la salud o secuelas para el resto de la vida, o lo que es peor, la irreparable perdida de la vida, como lamentablemente ocurrió en más de 668 casos de homicidio culposo -mayoritariamente accidentes- en nuestra entidad en el 2022 según los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo y la Fiscalía General de Justicia.

Lo que los ciudadanos de Sinaloa reclaman con justa razón, es el aumento del 40% al peaje cuando las vialidades federales de cuota están en condiciones deplorables, son peligrosas y no tienen para cuando ser atendidas. Las autoridades federales encargadas están alejadas del tema y los legisladores, aquellos que deberían ser la voz de las y los ciudadanos prefieren tomar asuntos de otra índole que escuchar el legítimo reclamo popular.

No es uno o dos, son varios los y las legisladoras federales que dicen “representar” a los sinaloenses, los hay de Morena, el PT y el PRI, hasta el momento no se ha escuchado nada de ellos en la Cámara de Diputados, están mudos o discutiendo sus soliloquios. Allá metidos en sus temas, discutiendo agendas ajenas a la problemática de sus representados. Seguramente desde que están en el curul federal dejaron de circular por las carreteras de Sinaloa, ahora viajan en avión y pues, lo que pase acá en la tierra donde sacaron el boleto para sus curules, entre baches, polvo y carestía les importa poco o nada.

¿O será que cuando circulan por esas carreteras lo hacen en camionetas grandes, de las de millón de pesos para arriba, de las de rin aguantador y suspensión todo terreno, de esas de amortiguadores que soportan los baches y los golpes de la carretera, van concentrados en sus teléfonos y como el chofer es quien les maneja, no tienen tiempo de ir viendo cosas insignificantes como: el precio de las casetas y el estado de la pista? Eso es para mortales, para gente común y corriente, y ellos ni son comunes, ni son corrientes -bueno, sí pero en camioneta-; son políticos, diputados y diputadas federales. ¡Del aumento que se preocupe el pueblo, ellos tienen los viáticos pagados!

Anteayer, por el entronque a Costa Rica, me encontré a don Felipe, traía una camioneta ya entradita en años, venía de Concordia con una pequeña mudanza, su hija consiguió un trabajo en la capital y como buen padre le vino a traer uno muebles para instalarla en Culiacán. Estaba rascándose la cabeza, con las intermitentes de la “troquita” parpadeando. ¿Qué le pasó amigo? Le pregunté. -Caí en un bache en la maxipista pero no me quise parar en despoblado, le di hasta acá despacito y me tronó la suspensión con todo y llanta, son chingaderas oiga, me vine por la pista porque según es mas seguro y mire, de pilón $236 pesos me cobraron. Tiene razón don Felipe: ¡Son chingaderas! pero tope en eso, vivió para contarla.

Claro, estas son historias que nos pueden significar algo a usted y a mí amable lector, porque sabemos cuánto representa de un modesto ingreso; reparar una suspensión, comprar una llanta a crédito, meter al taller un carro en una ciudad en la que uno es ajeno. Pero a un “representante popular” que ganan más de 120 mil pesos mensuales, las vicisitudes de don Felipe, las mías y las suyas, así como el incremento a las autopistas que ellos no pagan, es cosa que les vale… termine usted la frase y luego le seguimos.

 

Fuente: Internet

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