A pesar de los asegunes, la mejor operación política que ha hecho Morena en Sinaloa es lograr, de la manera que haya sido, que el Partido Sinaloense y Héctor Melesio Cuén vayan con ellos en esta elección.
Si bien hay pérdidas en ambos bandos tras esta decisión presuntamente negociada desde el centro, el saldo final parece favorable a Rubén Rocha Moya, cuando menos en primera instancia.
Hay una histórica confrontación entre Cuén y Rocha desde los espacios universitarios, que fue imposible ocultar por ambos en la conferencia conjunta del sábado pasado para anunciar la unión
Hay voces morenistas discordantes con el acuerdo de ir junto con el PAS por la gubernatura, algunas alcaldías y varias diputaciones locales. En la mayoría de los casos no es por cuestiones ideológicas, sino por la disputa de espacios.
En tanto en el PAS hay un silencio forzado, porque ahí por su organigrama vertical hay una sola orden que se atiende y quien no está de acuerdo simplemente se calla o se va. Punto.
Ambas posturas podrían cobrar su factura el día de la elección. Cuestión de brazos caídos o voto cruzado. No es tan sencillo convencer a esos pasistas molestos para que voten por Rocha, ni a los morenistas inconformes para que apoyen a los candidatos de Cuén.
Además, si se concreta el acuerdo, como ha trascendido, de que en el municipio de Mazatlán se irá con un candidato puesto por Cuén, será una especie de bofetada para todos los morenistas que han sido críticos de esta alianza, incluso a pesar de que el beneficiario sea el actual alcalde.
En el puerto, Luis Guillermo Benítez, “El Químico”, ha sido el más acérrimo opositor a este acuerdo con Héctor Melesio Cuén, a quien en duros discursos ha descalificado y acusado de corrupto. Ir con él sería una incongruencia.
Además, los votos no se traspasan de inmediato y en automático. Se omiten o se cambian de acuerdo a las circunstancias.
En 2016 el PAS para la gubernatura de Sinaloa obtuvo 250 mil sufragios, uno de cada cuatro que se tuvieron, el 25 porciento de la votación total emitida.
Pero en 2018 los votos para el PAS, ahora contados los de las diputaciones por mayoría relativa, sólo fueron 85 mil, el 6.6 porciento de la votación total emitida. Podríamos partir de que esa es la real fuerza de ese partido en Sinaloa, pues se lograron en su más seria crisis electoral.
Si de esos leales pasistas de 2018 se descuentan los que no soportan el acuerdo con Rocha, y a Morena se le quitan los que no transitan con la alianza con Cuén, nos debe dar algo parecido al auténtico valor de la unión.
Pero era un acuerdo necesario. Es oxígeno para el proyecto de Rocha, y la posibilidad de Cuen de colocar a su gente en diputaciones, alcaldías, regidurías y puestos de gobierno en caso de ganar la gubernatura.
Todavía hay que esperar el ruido que generarán las definiciones de las candidaturas comunes en algunas alcaldías y diputaciones, y hasta la integración de las planillas de regidores.
