Todas las escuelas tienen que regresar a clases por órdenes del Gobierno de la República a finales del mes de agosto. No hay marcha atrás. Los padres de familia decidirán el futuro de sus hijos, pero el gobierno ya decidió sobre el regreso a las escuelas. La narrativa de las autoridades empuja a los niños a regresar a clases “con las debidas precauciones”; no existe tal cosa. Las “debidas precauciones” son un intento por normalizar un regreso a clases a todas luces complejo e intrincado que requiere soluciones complejas, no sólo un par de barras de jabón, gel agudo y cubrebocas mal puestos.
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El presidente López Obrador sostiene que, junto a Bangladesh, México es el único país del mundo que no ha reabierto sus escuelas. Esta es una vedad a medias. Muchos países, sobre todo en Europa y América del Sur, han entrado y salido de las aulas dependiendo cómo se comporte la pandemia. Esos países también impulsaron un agresivo sistema de enseñanza en línea como alternativa para los padres que no quisieron arriesgar a sus hijos.
Desde luego que es necesario regresar a clases. Los niños mexicanos sufren de un atraso considerable en los procesos de aprendizaje. Eso no está en duda, sin embargo, la salud debe de mantenerse como variable principal a la hora de tomar decisiones sobre la forma que las escuelas deben abrir.
La mayoría de médicos especialistas, incluidos los de la OMS, consideran que, de ser posible, las escuelas deben mantenerse abiertas, pero sugieren fuertemente una serie de medidas a aplicar que garanticen los mínimos estándares necesarios para tener ambientes salubres. El doctor Joseph Allen es uno de los especialistas más reconocidos en el estudio de la calidad del aire, el doctor con base en la prestigiosa Universidad de Harvard, sostiene que los niños tienen que estar en las aulas. Considera que, bajo las estadísticas actuales, según un estudio publicado en la revista Nature, es mucho más probable que un niño muera en un accidente de auto que víctima del COVID. Sostiene que el incremento de casos en el mundo incluirá a menores de 16 años, pero son riesgos controlados. Esto parece validar los argumentos del gobierno mexicano para abrir las escuelas…. Sin embargo, el doctor Allen pone una serie de condicionantes a todas las escuelas que quieran abrir.
La primera condición que el especialista de Harvard sugiere, es tener un control férreo sobre el aire que se respira en las aulas. El aire al interior de los recintos escolarees debe de cambiarse de 4 a 6 veces cada hora. Para eso es necesario sistema de filtración de alta especialidad. De igual manera, otra de las consideraciones que sugiere es vacunar a toda aquella persona que se presente en la escuela, todos los mayores de 12 años tienen que tener vacuna en el brazo, de lo contrario, las estadísticas muestran que los contagios se pueden disparar. Por último, el doctor Allen sugiere utilizar el cubrebocas todo el tiempo. Los estudiantes deben de hacer un esfuerzo por mantener cubiertas su nariz y boca en todo momento dentro de los recintos educativos.
Las medidas sugeridas por el doctor Allen no son exclusivas de sus apuntes. Otros países como Italia, Francia, Chile y España están prestando más atención en la calidad del aire en las aulas, controlan la presencia de los estudiantes por números reducidos, e invierten en sistemas de ventilación integrales.
El plan para el regreso a clases en México, hasta ahora, no cubre con énfasis suficiente el tema de la calidad del aire. Los planteles tendrían que estar adquiriendo medidores de Co2 para estar monitoreando la calidad del aire (no son caros), instalando aditamentos de ventilación (abrir las ventanas no es suficiente) y comenzar a diseñar el uso de los espacios de acuerdo a las capacidades de cada escuela.
Por otro lado, la recomendación de vacunar a los mayores de 12 años, también cayó en oídos sordos en el actual gobierno. Los estudios científicos sugieren que vacunar a los mayores de 12 años es recomendable y necesario, pero, para el gobierno mexicano es una inversión que no está dispuesta a realizar. La vacuna Pfizer es de las pocas que ha mostrado resultados para este grupo de edad. El costo por dosis es de 20 dólares y se requieren dos por persona. No hay que ser consumistas, nos dice el Presidente. “Tenemos que tomar riesgos en la vida”, remató en la mañanera del viernes, López Obrador.
El plan que ofrece el gobierno mexicano es muy pobre en materia de seguridad sanitaria; se resume en jabón en los baños y “sanitización” de los espacios académicos. Por desgracia, la política pública de salud diseñada por Pin Pon el muñeco (lavar las manitas con agua y con jabón) está muy lejos de brindar la certeza y seguridad que los estudiantes necesitan.
En lo personal, es poco probable que mis hijos vayan a la escuela en los primeros meses, hasta no ver que los protocolos aplicados tengan buenos resultados en las estadísticas de contagio. Hay padres que no se pueden dar el lujo de seguir manteniendo a sus hijos en sus casas, por ellos, es por quienes debemos exigir que el gobierno invierta en mejores condiciones en las escuelas y deje de jugar a los dados con nuestros hijos.