Suena lógico que Porfirio Muñoz Ledo haya arrasado en las encuestas para medir el nivel de conocimiento de los aspirantes a la dirigencia nacional de Morena.
Aunque este resultado no implique la definición del asunto, sí se puede interpretar como un indicio que marca tendencia al momento de que en la siguiente etapa se haga la pregunta de manera abierta sobre las preferencias para cada aspirante.
Muñoz Ledo es el único de los candidatos que ha sido crítico no sólo ante muchas de las posturas asumidas por el partido, también con las actuaciones de sus correligionarios de Morena en el Congreso y además frente a acciones y declaraciones del propio Presidente de la República.
Si la encuesta definitoria lo favorece, el mensaje de la sociedad y de los morenistas de a pie será en contra de las expresiones y hechos radicales en que ha incurrido el partido y sus líderes.
Bastante violencia hay ya en las calles, que la gente lo que menos quiere es violencia en la política y entre quienes tendrían la responsabilidad de idear y ejecutar acciones para regresar al país a un clima de elemental armonía.
Pero no todos están quedando hoy contentos con los resultados en esta etapa, y tampoco lo estarán con los que arroje la siguiente. Esto seguro se va a ir a tribunales. El reto del próximo dirigente será resarcir todos los daños internos que está dejando esta lucha.
En los daños colaterales, mal para el Instituto Nacional Electoral que ya venía recibiendo serios ataques cuestionándole su credibilidad, ahora realizando un trabajo que le correspondía al partido y a sus militantes.
Mal por Morena, que no tuvo la capacidad de realizar ese proceso interno, que presagia más tempestades el siguiente, la selección de sus candidatos a puestos de elección popular para el 2021.
Hoy se da el tiempo para cualquier impugnación, mañana inicia la siguiente encuesta, y para el 12 de este mes deberá tenerse al ganador y nuevo presidente del partido mayoritario en el país.