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Pandemia Imposible

Después de un año de “experiencia” en organizar las jornadas de vacunación, las autoridades encuentran nuevas maneras de complicarse. Hay que reconocer su inventiva para enredar...

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Después de un año de “experiencia” en organizar las jornadas de vacunación, las autoridades encuentran nuevas maneras de complicarse. Hay que reconocer su inventiva para enredar un proceso que, por lo demás, tendría que ser eficiente, ágil y universal.

Al igual que con los cubre bocas, el gobierno federal, mantiene su postura de no reconocer la utilidad de la vacuna en niños menores de 14 años.  A través de la pandemia, el gobierno negó una y otra vez la evidencia en la utilidad del uso del cubre bocas; llegó a decir que quienes utilizaban este aditamento eran unos egoístas. Desde luego que sería lo más fácil del mundo culpar de las tonterías al señor López Gatell, pero esa marioneta solo es el depositario de la estulticia generalizada de un gobierno que insiste en politizar todas y cada una de sus decisiones en materia de salud.

La nueva batalla por la vacuna a niños se mantiene, pero solo en territorio nacional. En uno más de los trágicos enredos en el combate al coronavirus, miles de niños mexicanos menores de 12 años están siendo vacunados por el Estado Mexicano en instalaciones de consulados mexicanos en Estados Unidos, pero se niega tajantemente a iniciar los procesos de vacunación a los niños mexicanos que viven en México.   Para las autoridades de salud de México basta cruzar una frontera para convencerse de la utilidad sanitaria de la inoculación de ese rango de edad: hay niños de primera y segunda categoría. Ay niños mexicanos de primer y tercer mundo.

Queda claro que la negativa para vacunar menores de edad tiene que ver con temas de recursos; no de un argumento científico. Para desgracia del gobierno mexicano, la única vacuna autorizada para niños es la de Pfizer, que es la más costosa. Vacunar a los niños costaría más de 20,000 MDP y no piensa gastar dinero en otra cosa que no sea un programa social; por desgracia, tampoco quiere que los padres de familia, entidades federativas o empresas privadas paguen por la vacuna de los niños porque esto sería ir en contra de la política de combatir los privilegios.  En resumen: que todos se aguanten.

Las estadísticas engañosas hacen que tengamos un falso sentido de seguridad por el número total de personas vacunadas. El gobierno insiste en decir que han sido vacunados más del 80% de los mexicanos, pero en letras chiquitas informa que ese número aplica en rangos de edades superiores 15 años. Si consideramos la totalidad de la población los mexicanos vacunados son menos de la mitad de la población. Lo que nos pone muy lejos del umbral de esa famosa inmunidad de rebaño que es del 80%. Parece que el gobierno insiste en reconocer a los niños como parte importante de la ciudadanía 

Por otro lado, el pensamiento mágico para combatir una de las pandemias más mortíferas del siglo XXI sigue siendo la política oficial.  De manera irresponsable (por decir lo menos) el secretario de salud, Jorge Alcocer, recomendó a los padres de familia atender a sus hijos con tés y vapo rub en caso de contraer COVID. Bien pudo recomendar dar estar pendiente de la temperatura, oxigenación, vigilancia médica, pero prefiero abonar a la insensatez de comparar al COVID con una “gdipita!. Aun así, es un avance recomendar vapo rub sobre los consejos de su jefe, el presidente: ¡Usen estampitas detente!

Para sumar descalabros entre los genios que organizan las jornadas de vacunación nos podemos encontrar la última pifia en comunicación. En Sinaloa convocaron de manera masiva a vacunarse con la tercera dosis a los rangos de edad de 40 a 49 años y de 50 a 59 años. 

No existió ninguna voz de peso que les hiciera ver que la enorme mayoría de los de 40 a 49 años no cumplía con seis meses desde la aplicación de la segunda dosis. Los centros de vacunación se convirtieron en caos. Mucho fueron regresado y algunos otros si recibieron la tercera dosis sin cumplir con los seis meses que la ciencia recomienda. No quedó más remedio a las autoridades que emitir un comunicando pidiendo a la población que esperaran una nueva convocatoria. convocatoria. Tan fácil que era revisar un calendario con fechas de vacunación del año anterior.  Todo eso se pudiera prevenir con servidores públicos que tuvieran más preparación en temas de logística que en temas de grilla. 

Ya estamos cansados de la pandemia. Nos tiene agotados física y emocionalmente; sin embargo, es necesario seguir exigiendo a nuestros gobernantes que no dejen el tema. Estamos entrando a una de las fases más explosivos en los contagios y es justo entiendan que sin su completa atención esta pesadilla seguirá presente por muchos meses más.  Seguramente, los políticos, ya quieren dedicar su mandato a temas con más peso político, pero, ni modo, la historia los puso ante este reto… cumplan con él.

¿O usted que opina, amable lector? ¿La salud es posible o imposible en este gobierno?

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Juan Ordorica

Juan Ordorica

Columnista

Juan Ordorica

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