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Oye, nuevo gobierno, ¿y las niñas y niños de la Bicentenario?

Hace más de un año una escuelita temporal de Culiacán, ubicada en una invasión de la colonia Bicentenario, se volvió centro de las notas periodísticas a...

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Hace más de un año una escuelita temporal de Culiacán, ubicada en una invasión de la colonia Bicentenario, se volvió centro de las notas periodísticas a nivel nacional, ¿la razón?  “los hijos del Chapo la hicieron”. ¿La recuerdan? Una escuelita temporal donde sus estudiantes y maestras voluntarias fueron criticados, señalados y hasta estigmatizados en un principio por recibir ayuda del crimen organizado, los primeros que escucharon y ayudaron.

Aquella escuelita temporal surgió y se mantuvo por empuje de Esmeralda, una mujer joven, jefa y madre de familia, pepenadora, con secundaria inconclusa pero con muchas ganas de hacer por su comunidad. Entendiendo la necesidad de las niñas y niños de su colonia de continuar con sus estudios en pandemia y, ante la falta de recursos de la mayoría de ellos, no se quedó con los brazos cruzados.

Pidió ayuda y ésta llegó pero no de gobierno, y aquí no entra nada más el punto de los hijos de, sino que también nos involucramos muchos ciudadanos y sociedad civil pero de eso les hablaré la semana próxima. El peregrinar fallido de Esmeralda inició con el gobierno del estado de Quirino, con la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPYC), dirigida en ese entonces por el que quería ser candidato a gobernador, Juan Alfonso Mejía. Pedía que se les proporcionara equipos de cómputo y televisiones para que en diferentes casas se instalaran como puntos de trabajo de niños, pero en más de un mes de búsqueda no logró nada. Fue hasta que tuvo la escuelita echada a andar, solo obtuvo una visita del secretario con promesas vacías, muchas fotografías, un poco de papel sanitario y gel antibacterial, ¡ah!, y medio tejaban adicional del que ya se tenía. ¡Bien que se paraban el cuello ante medios nacionales por la “ayuda” que brindaban! Lo poquito que se dignaron a apoyar después, incluida la validación de los trabajos de los niños, fue por presión mediática, cuando Esmeralda desesperada se plantaba en Palacio de Gobierno y hablaba a los medios.

La pandemia iba disminuyendo, la SEP habló de un pronto regreso a clases. Esmeralda siempre atenta a lo que esta institución decía, continuó con la escuelita en este ciclo escolar. Dado que la dinámica de clases con la Escuela Bicentenario empezó a fluir, menos niños y niñas acudían a la Escuelita Temporal, hasta que quedaron los que nunca han estudiado, quienes no están inscritos en la escuela o quienes sus recursos económicos no dan para ir a la escuela o alimentarse. 

El gobierno de Quirino ya se ha ido y hay uno nuevo, el transformador de Rocha. Pero parece que anda por las mismas que el anterior respecto a las niñas y niños de esta escuelita temporal: muchas promesas y compromisos que quedan de palabra, sin papel firmado de por medio, perdidos en la gestión de un mando medio, un diputado líder, una nueva Secretaria de la SEPYC o el hijo de alguien. Nadie da razón de avance en un problema que urge resolver: la educación de los niños en una zona de alta marginación, donde hay un antecedente importante, ante la falta de gobierno para atender problemas, la primera ayuda que llegó vino del narcotráfico.

De las pláticas que he tenido con Esmeralda (sí, porque trato de estar en contacto con ella y tratar de ayudar lo más que pueda), me comparte que desde que estaba próximo a entrar el gobierno de Rocha, diferentes personas cercanas al círculo de éste se le acercaron para ver cómo ayudar con la Escuelita Temporal, e incluso se le acercaron con propuesta de empleo (la cual rechazó por coherencia y no sentir compromiso con ningún grupo o partido político). 

El día 5 de noviembre fue la última reunión que tuvo Esmeralda con tomadores de decisiones, donde se reunió con la Secretaria de SEPYC, Graciela Domínguez, y el diputado local, Feliciano Castro, para abordar el tema de los niños, pero no ha habido avance. Los acuerdos hechos fueron que gobierno del estado haría más salones en la Escuela Bicentenario, para que así haya más capacidad para los niños y poder continuar con la escuela de tiempo completo, ¿por qué importa que sea de tiempo completo? Porque ayudaría a alimentar a los niños; por mientras, para dar celeridad a la mejora de la situación, se abriría de manera provisional un grupo de alumnos por la tarde, los cuales serían atendidos por maestros contratados mientras se avanza con los nuevos salones. 

De los 120 niños y niñas que la Escuelita Temporal llegó a atender, hoy son poco más de 50 que necesitan tener solución a su estatus educativo, disminuir sus gastos de transporte y mejorar su alimentación a la brevedad posible. Estas pequeñas mejoras estoy segura que serán radicales para cambiarles su vida. 

Los gobiernos no pueden hacer caso omiso a las necesidades de educación de nuestras niños y niñas. La educación es su derecho, nadie puede negárselas o hacer oídos sordos (o dar largas). Hacerlo es equivalente a dejarlos desvalidos a su suerte, y en esta ciudad, no podemos permitirlo, porque si no, en caso de necesitar ayuda, ya sabemos que los primeros en responder, por desgracia, puede llegar a ser el crimen organizado.

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Fuente: Internet

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