Miro con mucha preocupación lo acontecido este lunes en la sindicatura de El Burrión, población emblemática del desarrollo regional en algún tiempo por la laboriosidad de sus habitantes, la fertilidad de sus tierras agrícolas, la decisión de visionarios empresarios que instalaron un empaque legumbrero en el lugar y por la gracia de que la carretera Internacional cruzara el poblado.
Tierra de dos alcaldes trabajadores y emprendedores, como José de Jesús Sánchez Camacho y Raúl Inzunza Dagnino, hoy la comunidad está inmersa en la confrontación política, la división, estancada económicamente, la zona poblada sentenciada a inundaciones cada temporada de lluvias y padeciendo deficientes servicios públicos.
Ayer durante un acto público que estaba, como popularmente se dice, que ni mandado hacer para que la alcaldesa, Aurelia Leal, se luciera anunciando una inversión de casi 10 millones de pesos en pavimentación de calles, fue esa confrontación la que dio la nota y no el inicio de obras.
La madre del presidente del Comité Municipal del PRI Guasave, acompañada de un nutrido grupo de vecinos, hizo acto de presencia para denunciar lo que en su opinión son excesos en lo que ha incurrido la regidora Martha Dagnino, de Morena, y que supuestamente han rebasado los límites, yendo más allá de las diferencias políticas, situándose en el ámbito familiar y privado.
Ya antes se habían tenido conflictos de este tipo con la regidora, primero durante los plebiscitos para designación de síndicos y comisarios, y luego al írsele a la yugular innecesariamente a un periodista. Martha es omnipresente en absolutamente todos los actos presididos por la presidente municipal y se dice con alta influencia política en la sindicatura, que por cierto ganó el PRI en el reciente proceso.
La madre del dirigente priista, que es vecino de El Burrión, donde además ha sido síndico, con lágrimas en los ojos habló con la alcaldesa y de manera muy emotiva le pidió a Aurelia Leal que por favor interviniera para frenar lo que está pasando.
Fue un encuentro muy respetuoso de la madre con la alcaldesa, y viceversa. Observo en este encuentro a una alcaldesa realmente preocupada por lo que está sucediendo y me gustó la empatía que mostró con la mujer. Eso es bueno.
Lo que no es bueno es que se haya permitido llegar hasta donde llegó a un problema que bien pudo ser desactivado antes con inteligencia y diálogo, opacando de esa manera un evento que pondría a Aurelia Leal en una posición que requiere.
Alguien debió intervenir anticipadamente, informarle a la presidente municipal del real nivel de confrontación en El Burrión, buscar los canales de diálogo, establecer compromisos políticos y sobre todo tomar acciones que permitan ir destensando el ambiente en esa laboriosa comunidad.
Y ahí está el problema. A Aurelia Leal la han dejado sola, porque quienes pueden y deben ayudarla desde su equipo de colaboradores andan en otras cosas, promoviéndose ellos mismos desde ahora en búsqueda de dividendos político-electorales. Eso no es lo que genera condiciones de gobernabilidad adecuadas.
Lo que sucedió en El Burrión con este desencuentro no es un hecho aislado, sino parte de una cadena de yerros que desgastan a este gobierno, y a cualesquiera, que haya arribado, como éste lo hizo, con tan alto bono electoral y con tan grandes expectativas.
Es algo simple: no le están ayudando a la presidenta municipal y en medio de ese caos parece que en ocasiones ella misma por sus desplantes tampoco se ayuda mucho. Lo que se requiere es mente fría y serena para tomar decisiones inteligentes.
Y no son los medios los culpables. Ellos son los mensajeros, no el mensaje. Los periodistas no somos los enemigos de este gobierno, pero tampoco silenciosos cómplices de errores, excesos y exabruptos desde la autoridad.