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¡Muera el Pequeño Priyista… Viva el Pequeño Moreno!

Escondido entre latas de engrudo sin usar y bolsas de despensas desgarradas que solo contienen algunas cuantas latas caducas, un pequeño priyista solloza en silencio. El...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

Escondido entre latas de engrudo sin usar y bolsas de despensas desgarradas que solo contienen algunas cuantas latas caducas, un pequeño priyista solloza en silencio. El dolor es evidente, como de quien llora a sus muertos. El PRI agoniza…se muere de nada.

Una torta en una mano y una botella de frutsi en la otra es el festín se convierten la última cena del priyismo. La muerte los ronda. Huele a muerte. Son la muerte política. Más de 90 años pesan a un enfermo terminal. Ya poco se puede hacer cuando el cáncer llega al corazón y el cerebro. Algunos ya piden ser receptores de órganos y los buitres se pelean sus restos.

Los estertores de un partido que nació del Poder, crecieron en el Poder y se alimento del Poder están muy cerca, pero no tendrán una muerte gloriosa. La desaparición del PRI tal vez no sea inminente; sin embargo, es evidente. No se puede esperar la recuperación del PRI de la mano de los mismos que lo condenaron. Los verdugos no tienen vocación de salvadores… y los verdugos siguen en el poder negociando su salvación con los nuevos reyes de la comarca. La ignominia en sus dirigentes es atroz; aún así, se niegan a entregar los pocos privilegios que les quedan.

El PRI no aprendió nada. Se dice que está en reconstrucción, más bien están en demolición. En todos los niveles se encargan de arrastrar el nulo prestigio que les queda. La dirigencia nacional es un nido de alimañas que presumen la comodidad de sus plurinominales. Alito Moreno es cáncer que hace metástasis por todos lados. Los estados no son diferentes. Los sepultureros estatales están felices en sus trabajos. Están sacando un provecho extraordinario en vender las ruinas al mejor postor.

Pocos, muy pocos priistas comprendieron que, para prevenir la muerte, hay que cambiar de tratamiento. La gran mayoría prefiere ignorar su lento camino a la tumba como si contemplara el cortejo fúnebre de otros, pero no. Son ellos los que marchan al hoyo y prefieren hundirse antes que enmendar décadas de cultura malograda.

Dicen en el PRI que quieren abrir espacios a la sociedad ¿a cuál sociedad? ¿Quién quiere ser priista? ¿Qué ofrece el PRI a México? ¿Acaso los mismos que hicieron lo mismo y siguen haciendo lo mismo van a hacer algo diferente? La muerte les va llegar; tal vez no súbitamente, pero llegará. Será en etapas, por lugres, por tiempos. Los priistas dejarán de ser priistas por qué está en su ADN buscar el Poder y el color es lo de menos. Son daltónicos a la hora de buscar espacios.

Los pequeños priyistas sufren… por el momento. Les duele en el alma las derrotas y el abandono, pero muy pronto encontraran consuelo. Las despenas y el engrudo pronto, más pronto de lo que creen encontraran consuelo en nuevos proyectos. Ya alistan todo su arsenal para el 2024. Hay tianguis de priyistas. Ya fueron despreciados por la alianza; sin embargo, la esperanza de reencontrarse con su verdadero amor es más firme que nunca.

El PRI se va morir, pero los pequeños priyistas jamás.  Esa raza especial evoluciona, se adapta y muta según las circunstancias de su entorno. El pequeño priyista sufre en silencio, pero sufre solo por hoy. Los plañideros de hoy serán los primeros que vitoreen al martillo que clave el último clavo en el ataúd tricolor. La tragedia del pequeño priysita no es tal. Tienen malos momentos, pero nunca son para siempre.

Algunos cuantos, los menos, sienten un dolor especial. Todavía intentan salvar algo del oropel que los deslumbró en el pasado. Esos pocos aguantarán la caída estoicamente. Para ellos no habrá estatuas o monumentos e, incluso, serán blanco de burlas. Esos no son pequeños priyistas. Esos podrán quedarse con el derecho de llamares a sí mismos Priistas. Son los menos.

La fiesta sigue. Las campañas siempre regresan. Tal vez el PRI no exista más o solo sean despojos de lo que fue. La evolución no se detiene. El poder siempre necesita serviles para existir. El Pequeño Priyista será muy pronto el pequeño Moreno. ¿Qué más da? Después de todo, la diferencia entre las despensas y los programas sociales es solo la cantidad. ¡Muera el Pequeño Priyista!… ¡Viva el pequeño MORENO!

¿Usted que opina amable lector? ¿Prefiere al entrañable pequeño Priyista o acepta gustoso al Pequeño MORENO?

 

 

Fuente: Internet

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