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Los museos

En 1677, Elías Ashmole regaló su gabinete de curiosidades -monedas antiguas, grabados, muestras geológicas curiosas, animales exóticos disecados- a la ciudad de Oxford. Ya no sería...

José Antonio Ríos Rojo
Maestro Universitario y político. Amante de la lectura y titular de la columna Análisis y Reflexión. | Maestro Universitario y político. Amante de la lectura y titular de la columna Análisis y Reflexión.

En 1677, Elías Ashmole regaló su gabinete de curiosidades -monedas antiguas, grabados, muestras geológicas curiosas, animales exóticos disecados- a la ciudad de Oxford. Ya no sería una colección privada, un lujo familiar que heredarían sus hijos y sus nietos como símbolo de su privilegiada posición social, sino que pertenecería a los estudiantes y a todas las personas curiosas que quisieran visitarlo.

La colección pública regalada por Ashmole se le llamó museo.

En 1759 se inauguró el Museo Británico de Londres. Texto de Irene Vallejo, El infinito en un junco.

En 1793 la Asamblea Nacional revolucionaria confiscó a la monarquía el palacio de Louvre con todas sus obras de arte para convertirlo en un museo.

Fue un nuevo símbolo radical. Los revolucionarios querían abolir la idea de que el pasado era propiedad de una sola clase social. Las cosas antiguas no podían seguir siendo solo un capricho de la nobleza, la Revolución Francesa expropió la historia a los aristócratas. Texto de Irene Vallejo, El infinito en un junco.

En 1870, un grupo de empresarios fundó el Metropolitan de Nueva York; el MoMa sería el primer museo privado de arte moderno. Lo museos han sido llamados “las catedrales del siglo XXI”.

El siglo XX no se puede explicar en Monterrey sin la fundidora de acero, como tampoco la Ciudad de los Mochis (fundada en 1903) se puede explicar sin su ingenio azucarero, creado por Benjamín F. Johnston.

El Parque Fundidora es considerado un museo de sitio arqueología industrial, se creo con la intención de ofrecer a las familias de Nuevo León un lugar de descanso, donde se pueda practicar el deporte, además de una oferta de entretenimiento, actividades de formación, encuentros empresariales, y otras cosas más. Este parque público tiene una extensión de 144 hectáreas. Lo visitan al año 8.5 millones de personas.

Al dejar de funcionar la fundidora en el año 1986, no se pensó en destruir sus desechos, se pensó en transformar todo lo que quedó en un parque multifuncional que sirviera a la sociedad. Es la memoria del siglo XX de Monterrey, y buena parte de Nuevo León.

En Los Mochis, Sinaloa, un grupo de ciudadanos, intentan rescatar y darle un uso público al ingenio azucarero. La idea no logra prender entre la ciudadanía, y entre las autoridades locales menos.

La diputada Minerva Vázquez González ha hecho llamados desde la tribuna del Congreso del Estado para que en el terreno donde está ubicado el Ingenio Azucarero de los Mochis sea utilizado como como un parque de la ciudad, tomando en cuenta la experiencia de la Ciudad de Monterrey. La idea sigue flotando en el aire, falta que la ciudadanía y las autoridades locales y estatales la recojan.

Hace un lustro, más o menos, se intentó hacer lo mismo en Navolato. Otra ciudad que no se puede explicar, que no puede ser concebida sin su ingenio azucarero, pero que ya no funciona. Un grupo de ciudadanos intentaron convencer a sus autoridades municipales de que el ingenio azucarero de Navolato, pudiera convertirse en un Museo-parque, como se hizo en Monterrey.  La idea no prosperó, la idea sigue en el aire.

 

Estamos muy lejos de los grandes museos del mundo, por algo será.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de José A.Ríos Rojo

José A.Ríos Rojo

Columnista

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