Culiacán, Sinaloa, 24 de mayo 2024. Hay avances, no en la proporción deseada, pero los hay, y no se puede dejar de ver, no es dable marginar, una realidad que en muchos aspectos rebasa la voluntad gubernamental: la corrupción heredada, la que permeó por décadas todo lo imaginable en el país.
Ya lo hemos referido, quizás hasta el cansancio: la corrupción generalizada de los cuerpos policíacos, sus mandos medios, intermedios y medio superiores (que en su mayoría siguen en sus puestos desde el sexenio anterior); la ausencia de un aparato de justicia medianamente habilitado para su función y las complicidades, tanto en la esfera pública como la privada.
Eso escribimos, y reiteramos, desde hace años y es una realidad que ha durado por sexenios.
Ahora, con el rejuego electoral, la fundada sospecha de que con grupos paramilitares (el Yunque panista los tiene) o simples pistoleros contratados, se está tratando de agudizar el problema para desestabilizar el proceso democrático.
UNA TAREA MUY DIFÍCIL
No es tarea fácil salir al paso de una herencia ominosa, cuyas prácticas se han internalizado en la sociedad. Estamos ante dinámicas viciadas y una perniciosa inercia en ese aspecto.
De esa manera, para festín de una “oposición” que no sabe serlo, la herencia del prianismo más rapaz sigue en la tandariola.
Es, lisa y llanamente, una lucha en curso, difícil, compleja en sí, y endilgar todas las culpas al presente no se corresponde con un análisis desprejuiciado.
Cierto: el imperativo es que los gobiernos de los tres niveles salgan al paso de la nefasta herencia que se instaló a lo largo de sexenios.
Se está haciendo, pero los resultados van a tardar. Los cimientos de la corrupción son poderosos, altamente lucrativos para una derecha opositora que pretende regresar a un pasado que, salvo sus beneficiarios corruptos, nadie desea.
Y ELLOS SE JUNTAN…
De lo que viene sucediendo, nada nuevo, así se teje así el clima propicio, el ambiente adecuado a la barbarie, el mismo que festinan los defensores del pasado.
En tanto, no pocas figuras y comparsas del teatro nacional coinciden en un aserto cínicamente minimalista: a río revuelto, ganancia de pescadores.
Sin atender a la lógica, el llamado Fuerco asegura que la delincuencia organizada, los narcos, son aliados del actual gobierno federal, pero ¿a quién benefician electoralmente los actos delictivos, los crímenes que se vienen padeciendo? Beneficia a la “oposición” y su candidata X, sin sombra de duda.
Entonces ¿De quién son aliados los delincuentes? Por sus hechos, lo vienen siendo de la derecha prianredista. Es a esa derecha y a la oligarquía que les patrocina a quien sirven en la práctica.
Esa es la alianza real: delincuencia y Prian.
EL RECURSO DEL DISCURSO
En los dos sexenios panistas que padecimos, y en los decenios priistas (aunque de hecho siempre han sido lo mismo) mucho se habló de la seguridad para los ciudadanos mexicanos, del trabajo que harían para lograr un ambiente de paz.
Nada sustantivo ocurrió y aquel desastre de la (in) seguridad nacional no solo siguió sino que se incrementó y la simulación prianista explica lo que sucede en nuestros días.
Desde el prianato en el gobierno las iniciativas retóricas se movieron en el contexto de la simulación, un juego perverso de mentiras a sabiendas.
Eso sigue haciendo la oligarquía y sus servidores del Prian: las mismas mentiras, las mismas trampas, el mismo cinismo. ¿Es que alguien en sus cinco sentidos lo ignora?
Al llegar AMLO, se vieron reales intenciones de corregir, pero la cosa iba a ser muy difícil, cuesta arriba, en un sistema permeado por la corrupción.
No pudo el PRI en decenas de años, tampoco el PAN, en dos sexenios. Al contrario, con ellos se agudizó la corrupción, y la impunidad, la misma que heredaron de manera perversa a la llamada 4T.
EN EL TINTERO
-En el estado gringo de Luisiana, de donde es el retrasado senador John Neely Kennedy, la pobreza aumenta sin remedio, tienen el peor indicador de miseria e inequidad y el tráfico de estupefacientes, por parte de estadounidenses, es imparable. No lo ve, desde luego.
-Y en Florida, gobernado por un tal De Santis, a causa de sus leyes racistas no hayan qué hacer ante la ausencia de jornaleros y miles de trabajadores que se encargan de labores que los anglosajones estadounidenses sencillamente no hacen.
-Los “grandes medios” en plena campaña: toda la carne al asador, mentir a diario, como les recomendó Castañeda. ([email protected]).