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Los 100 largos y tortuosos años de la SEP

Decía mi abuelita que cuando fue a la escuela hace uuuuuuuhhhh, las cosas no eran como ahora; antes era la ley de la palmeta (o la...

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Decía mi abuelita que cuando fue a la escuela hace uuuuuuuhhhh, las cosas no eran como ahora; antes era la ley de la palmeta (o la del tablazo en la mano o el jalón de orejas) de sus profesores si no cumplían con la tarea o no levantaban la mano cuando se les hacía una pregunta.

Comentaba que pese a eso, los estudiantes mantenían (claro está) un respeto profundo a los maestros y más allá del miedo (al zape) al final, terminaban hermanados, agradecidos y cien por ciento conscientes del enorme esfuerzo que hacían los profes por sacarlos de la ignominia.

Un día que la Sofi llegó llorando porque la maestra le llamó la atención y mi sobrina pidió a su abuela que fuera a hablar con ella debido a que estaba violando sus derechos infantiles (sí, la Sofi se los sabe de todas todas), su bisabuela le dijo: “mira miras esto mi niña, mostrándole la rodilla, esta es la cicatriz de una vez que me hincó el maestro en unas fichas, que si me dolió, sí mucho, pero ese maestro me enseñó a leer y a escribir, y a sumar y multiplicar, algo que nadie más hubiera hecho en aquellos tiempos.

Sofía le dijo que “eso ya no se hace y si la maestra la hiere, se le debe castigar”, a lo que la sabia abuela le dijo: “lo bueno duele, lo malo se saborea pero no dura”. Sí, ya se que son otros tiempos y ahora claro que el maltrato infantil no se debe tolerar, pero, ¿qué pasaría si SEP y padres hicieran algo común y se respetaran mutuamente?

¿A qué viene esto? es que este domingo 3 de octubre la SEP cumplió 100 años, quizá tortuosos, quizá contra a corriente o quizá nadando de muertito, pero cumple 100 y todos o la mayoría, hemos sido parte de ella.

La pandemia evidenció, y no se vayan a enojar papás que no le hablo a la mayoría pero sí a muchos, que la educación en casa sean por los motivos que sean, dejó mucho que desear y no le echemos la culpa de todo a los profes, al final, en el núcleo familiar se enseñan los valores más fuertes y la escuela está para reforzarlos.

No vamos a entrar en la polémica de que si la SEP se quedó arcaica, de que le falta modernizarse, entrar a los tiempos actuales en donde todo es digital y hay un y mil métodos para enseñar como se debe, pero ¿de qué sirven si el complemento principal en casa no funciona con la supervisión y apoyo de los papás.

Cada día nos damos más cuenta de que las criaturas tienen como maestros al TikTok y a los videojuegos, los máximos “amansadores” y que ya ni se queman con el sol “chiroteando” como antes aprendiendo de la vida al natural.

Competir contra lo que distrae a los estudiantes día, noche y madrugada, porque no me van a decir que sus hijos no usan el celular debajo de la sábana terminando el juego que dejaron empezado, está bien difícil.

La SEP ha tenido retos interesantes y el máximo es el actual, el sacar del rezago a miles de estudiantes que dejaron de ir a la escuela y se quedaron en casa; es retornarlos a un sistema que aunque muchos se opongan, ha dado generaciones (mal que bien) que salieron a competir en un país en el que los que se van a estudiar al extranjero son los que dominan entonces ¿qué pasa?

Algo debe hacer la SEP y algo deben hacer los padres para exigir que las cosas cambien y que sea México generador de conciencias activas que luchen por lo que desean, sin que se olvide, sobre todo, la disciplina y la necesidad de aprender.

La idea es esa, bye mundo.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de La Tía Nena

La Tía Nena

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