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Culiacán, Sinaloa, 14 de junio 2021. El mensaje del doctor Eric Manheimer, quien dirigió durante quince años el hospital público más antiguo de Estados Unidos, el...

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Culiacán, Sinaloa, 14 de junio 2021. El mensaje del doctor Eric Manheimer, quien dirigió durante quince años el hospital público más antiguo de Estados Unidos, el Bellevue, es claro y directo: “después de más de un año de la pandemia queda claro que la lucha por la salud del pueblo debe rechazar el modelo de salud privatizador y de lucro estadunidense que se propaga a nivel mundial” (entrevista de David Brooks, en “La Jornada”: 09/06721).

“El sistema de salud de Estados Unidos se está globalizando, poco a poco, en parte por un proceso deliberado de privatización de servicios de salud”, afirma, con toda razón, Manheimer.

El médico, que inspiró la serie “New Amsterdam”, pone como ejemplo a México, donde los especialistas “no te ven, sino que te recetan muchos exámenes médicos y te entregan archivos”, un exceso de estudios donde seguramente encontrarán que algo anda mal y luego más estudios, más consultas y más dinero para médicos, clínicas y hospitales.

Muchos de esos estudios, “99 por ciento de los cuales son innecesarios”, afirma Manheimer, de común sólo sirven para mandar al cliente-paciente con otros socios especialistas, que desde luego seguirán cobrando.

Muchos de esos estudios, “99 por ciento de los cuales son innecesarios”, afirma Manheimer, de común sólo sirven para mandar al cliente-paciente con otros socios especialistas, que desde luego seguirán cobrando.

EL LUCRO, POR DELANTE

Si se realizan “suficientes exámenes sobre cualquiera, siempre se va a detectar algo, pero generalmente son falsos positivos”, enfatiza Manheimer, y “¿Qué es lo que pasa? –Se pregunta- que “ese doctor tiene un negocio que se dedica a recetar exámenes médicos”.

En la actualidad, le dice Manheimer a Brooks, “no tienes un doctor, tienes una máquina de exámenes que genera mucha lana” y lo que sucede es que en México, “imitando a Estados Unidos, donde hay un exceso de exámenes, se nutre los temores de pacientes, mientras generan indicaciones de otros malestares que requieren aún más exámenes y segundas opiniones”.

Y el negocio sigue casi sin límites.

LA MAYOR RESPONSABILIDAD

En efecto, “la industria de la salud podría ser una de las más responsables de la falta de sanidad en una población”, como afirma Manheimer, mientras que el gasto en el sector, como sucede en Estados Unidos (también en México) se limita y reduce, suprimiendo “el ingreso de la clase trabajadora”, que tiene que “pagar costos cada vez más altos”.

Por si algo le faltara a la privatización de la medicina, viento en popa en todo el mundo, “La industria de salud privada no rinde cuentas sobre la salud de poblaciones. Lo único que sabemos de ellos es cuánto dinero ganan las empresas de servicios de salud cada trimestre. Sólo rinden cuentas a sus accionistas y eso se mide en ganancias, no en la salud de una población”.

La entrevista de Brooks, a Manheimer, que me parece de gran importancia, se puede leer en: La Jornada: La lucha por la salud del pueblo no va con el modelo de lucro de EU.

EVIDENCIAS A LA VISTA

Mientras la pandemia ha golpeado con dureza a los sectores más desprotegidos en todo el mundo, el gran capital mundial, esta vez con las farmacéuticas por delante, las mismas que han encarecido sistemáticamente todo tipo de medicamentos, han “ganado” 152 mil millones de dólares, más de tres billones de pesos mexicanos.

Puede ser mucho más pues, como sucede en todos los países, los grandes empresarios siempre declaran menos de lo que obtienen, y para eludir el pago de impuestos cuentan con un ejército de abogados y contadores.

De esa “ganancia”, leonina e inmoral, el gobierno mexicano está pagado una buena parte: tres dólares por cada vacuna de AstraZeneca y entre 20 y 25 por las de Pfizer y Moderna.

PARAR EL DESCARADO ABUSO

En todo el mundo aumenta el reclamo de que se suspendan las “protecciones” que la Organización Mundial de Comercio (OMC) otorga a las farmacéuticas para que sigan controlando la fabricación y distribución de las vacunas contra el llevado y traído Covid.

Se han sumado a ese justo reclamo legisladores de Estados Unidos; líderes sindicales y organismos de defensa del consumidor, además de cien países. Hasta ahora son más de dos millones de peticiones.

Se trata de que haya acceso universal a recetas y materiales para producir las vacunas, poniendo por delante el derecho universal a la salud, en lugar de las leoninas ganancias del capital.

Pero todavía no se puede.

EN EL TINTERO

La secretaría de Salud debe revisar los resultados “positivos” de los exámenes Covid, constatar que en realidad lo sean, pues muchos pacientes se quejan de que eso es falso. Como se sabe, la “positividad” es un gran negocio de médicos, clínicas y laboratorios. ([email protected]).

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Jorge Guillermo Cano

Jorge Guillermo Cano

Columnista

Jorge Guillermo Cano

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