Trevor Bauer llegó a la Liga Mexicana de Beisbol este año con una eventual aspiración de regresar a las Grandes Ligas. Se convirtió junto con el dominicano Robinson Canó en las contrataciones bombas y más mediáticas de la temporada y la historia del circuito, defendiendo la camiseta de los Diablos Rojos del México contribuyendo a que la franquicia dominara con suma facilidad el calendario regular.
Con los escarlatas y a sus 33 años, ha demostrado que tiene todavía la fuerza suficiente en su brazo para volver a brillar en el mejor beisbol del mundo donde una vez (2020) ganó el codiciado premio “Cy Young”, y donde consiguió además un jugoso contrato de 102 millones de dólares por tres años con los Dodgers.
Pero el talento no está coordinado con sus acciones. El comportamiento dentro y fuera de los campos de pelota colocaron esa línea amarilla que le prohíbe el retorno a las Ligas Mayores, situación que motivó refugiarse primero en una Liga de oriente y ahora en México.
Bauer fue la pieza clave en el staff de pitcheo de los capitalinos para que arrasaran en un calendario regular sin oposición, pero con todo y su gran calidad le ha sido difícil desprenderse de sus actitudes negativas, como la del jueves en el quinto choque entre Diablos y Guerreros por el boleto a la Serie del Rey. Trevor festejaba cada ponche con clara alusión de burla y provocación tanto al cuadro rival como a su público, llevándose la mano a la boca y oreja en cada término de inning, con ademanes como “cállense y no los escucho”.
Su soberbia raya en lo ridículo cuando por ética debe existir un respeto íntegro hacia el adversario y la afición. La conducta, no de ahora sino de toda su vida, es la mancha que carga sobre su espalda y que precisamente le costó ser vetado por los Dodgers y posteriormente por el resto de los clubes cuando nadie se interesó por sus servicios una vez cumplida la condena reducida a 194 juegos tras aquella acusación de un supuesto abuso sexual.
El teléfono de Trevor y su agente nunca registró una llamada de solicitud de las Mayores, aun y cuando había equipos que podrían abrirle un espacio en sus rotaciones afectadas por lesiones y bajos rendimientos de otros lanzadores. Los Yankees por ejemplo, llegaron a tenerlo en el radar, pero los frenó el hecho de que tenía muchos problemas con su as Gerrit Cole desde tiempos de la Universidad. Nueva York citó que por mucho talento que tenga, significaba un problema sumarlo a la plantilla.
Aunque la investigación estableció no haber encontrado evidencias claras para inculparlo de abuso sexual, esas acciones extra cancha como la realizada el jueves en Oaxaca inquietan a las organizaciones ligamayoristas y las obliga a darle carpetazo completo a una posible contratación, repito, por muy talentoso que sea, y con todo y haber cincelado una temporada en la que ganó el “Cy Young”.
El destino final de Trevor será brincar de América a Asia, si es que en las ligas orientales vuelven a interesarse en sus servicios.