La participación de los Generales de Durango en la temporada de la Liga Mexicana de Beisbol sigue siendo una incógnita, al menos en este 2024. El calendario arranca dentro de medio centenar de días y todavía no ha surgido una voz oficial que desmienta o ratifique lo que en redes sociales ha circulado, tras las acusaciones por fraude en contra de su propietario Carlos Loza.
Este hecho se presenta en el año de estreno de dos franquicias vía expansión, que podría interpretarse como un importante crecimiento en lo económico y también en lo deportivo para el circuito, cuando realmente sabemos que en cada temporada las bases de algunos equipos no son tan sólidas como parecen.
Si algo distingue a la LMB ha sido precisamente la inestabilidad de algunos clubes y la migración de plazas, que parecía haber quedado en el pasado cuando salieron del mapa clubes ricos en historia y tradición.
Pero lo que mueve los cimientos de Durango no es parte de ese fenómeno, sino de uno muy extraño que jamás se había presentado –al menos eso creo- con un dueño involucrado y acusado de enriquecerse no por sus negocios sino por la estafa.
¿Acaso cuando Loza llegó a la Liga no pasó por un filtro en el que se investiguen sus actividades, como lo hacen con el resto? ¿Acaso la Liga decidió ya no escudriñar no solo los negocios lícitos del empresario sino también su conducta como persona?
Las consecuencias a una omisión de esa naturaleza dejan ahora una fisura en la Liga y aplica un golpe mediático a su sistema operativo. El torneo podría jugarse con 19 equipos y obliga a que uno se relaje durante tres días.
La Liga nunca se ha preparado, o no ha querido, tener un plan “B” para resolver situaciones tan incómodas y perjudiciales como ésta. Y si digo perjudiciales, es porque el retirarse causa una serie de afectaciones como son calendario, reducción de juegos y, la más importante, dejar sin ingresos a decenas de personas, en el que se incluyen jugadores, cuerpo técnico, empleados y hasta ampayers.
Un buen plan “B” sería que, del depósito de una fianza –si es que se aplica- se utilice para cubrir precisamente todos los gastos que implica el manejo de una organización como tal.
Aquí parece que lo más fácil resultaría cortar el hijo por lo más delgado: te vas y no regresas hasta que todo se aclare. Y mientras tanto a los afectados que otra sombra los cobije, aunque, dicen, podrían ser drafteados a los otros 19 equipos solo por esta campaña.
Dentro de todo lo malo, eso último sería algo sano. ¿No lo creen?
