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La caída del Plan C y el pecado favorito del diablo

López Obrador intentó modificar nuestro marco político electoral mediante el cambio a algunas leyes secundarias. Pudo conseguir la mayoría simple y modificar las leyes; sin embargo, el Poder...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

López Obrador intentó modificar nuestro marco político electoral mediante el cambio a algunas leyes secundarias. Pudo conseguir la mayoría simple y modificar las leyes; sin embargo, el Poder Judicial determinó que los cambios eran inconstitucionales por lo que, las reformas del presidente no pasaron. Lo intentó en un par de ocasiones a lo que denominó el Plan B. Tampoco pudo conseguirlo. En el fondo se pretendía modificar las atribuciones del INE, desaparecer los órganos electorales locales, desaparecer las diputaciones plurinominales y la lección de los consejeros del INE mediante votación directa a los ciudadanos.

Ante los fallos en sus planes y la necesidad imperiosa de participar a como diera lugar en los próximos comicios de junio, la presidencia recurrió a un nuevo plan. El denominado “Plan C”. Con esta propuesta, el presidente buscó convertir la elección de junio en un tipo de plebiscito que le permitiera estar en la boleta de manera virtual e indirecta.  La propuesta consiste en   pedir el voto de manera total a todos los candidatos de MORENA (a favor de la transformación lo llama pomposamente López Obrador). Si el “Plan C” resulta de acuerdo a lo planeado, MORENA conseguiría tener 2/3 partes de las cámaras de senadores y diputados.

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Con las 2/3 partes del Congreso a su favor, el morenismo no tendría problemas para aprobar lo que se le viniera en gana. De entrada, aseguran que no solo se aprobarían los cambios políticos – electorales, también irían por modificaciones al Poder Judicial. El cambio más importante sería la elección es ministros, jueces y magistrados a través del voto universal (Bolivia es el único país del mundo que tiene ese método y ya hay propuestas para eliminarlo). Básicamente tendrían el Poder suficiente y necesario para vender Yucatán si así lo quisieran (no lo harán, pero tendrían ese Poder). Fue tanta la certeza del triunfo de MORENA en 2024 que se dejaron atrapar en el pecado favorito del diablo (según Al Pacino): la vanidad.

En la película “El Abogado del diablo” protagonizada por Al Pacino y Keanu Reeves, el diablo intenta conseguir el alma de un joven abogado y tenerlo bajo su control. El joven abogado consigue una rutilante carrera llena de éxitos en muy poco tiempo. El diablo utiliza todos y cada uno de sus trucos para seducir al litigante; al final, el pecado de la vanidad es el que termina hundiendo al abogado. No le eran suficientes sus éxitos. La vanidad lo impulsó a ir por más y perder lo que ya tenía.

El morenismo se dejó atrapar por la vanidad. Las proyecciones iniciales suponían que MORENA arrasaría con números más elevados que en 2018. Las gubernaturas que controlaban estaban aseguradas y las pocas que no controlaban estaban a tiro de piedra para ser arrebatadas por la oposición. La vanidad los venció. Hoy los escenarios cambiaron. La elección de candidatos partió desde la soberbia y hoy hasta lo seguro corre peligro.

Llegaron tan sobrados a la elección que decidieron ir por los segundos lugares en el Senado. Partieron sus votos en estados que consideraban seguros. MORENA envió a sus aliados a competir por su parte creyendo que ganarían todo para poner en marcha el Plan C. Las cosas no pintan ni cercanas a como arrancaron.

Claudia sigue teniendo ventaja en la elección; sin embargo, las mismas encuestas que la encumbraron a más de 40 puntos de ventaja hoy muestran tendencias diferentes.  En los estados y las elecciones locales, las cosas se ponen peor para MORENA. Veracruz, CDMX, Puebla, Morelos ya son elecciones plenamente competitivas. Antes no lo eran.

El Plan C se tambalea. Todavía pueden guardar cierta esperanza de conseguirlo, pero todo parece indicar que el objetivo ya se fue. Faltan menos de 40 días para la elección. En estos días es muy complicado que algo bueno suceda para los gobiernos de MORENA, pero la probabilidad que sucedan cosas malas que cambien todavía más las tendencias es muy alta. Al final del día son buenas noticias para el país. Nada bueno ha sucedido cuando alguien tiene esas enormes cantidades de Poder. Los equilibrios duelen, pero son necesarios.

El diablo y la vanidad pueden ser culpados por la caída del Plan C. El ser humano es muy predecible. Casi siempre termina siendo víctima de sus propios excesos; en políticas esos excesos cobran doble.

 

¿Usted qué opina, amable lector? ¿A qué pecado le apostará el diablo en las próximas elecciones?

Fuente: Internet

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