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Gran daño a la democracia representativa

En 2014 el periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas me preguntó sobre el llamado “Pacto por México” y un símil sinaloense al que le pusieron “Compromisos por...

Juan Ordorica
Juan Ordorica | Analista y columnista Línea Directa

En 2014 el periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas me preguntó sobre el llamado “Pacto por México” y un símil sinaloense al que le pusieron “Compromisos por Sinaloa”. En lo nacional, se trataba de una maniobra del entonces presidente de la República para meter en una agenda común a los partidos de oposición, el PRI ponía la agenda al PAN y al PRD que entonces representaban fuerzas políticas de mayor peso.

En lo local, el gobierno de Mario López Valdez estaba entrando a su segundo tramo, eran los albores de la segunda legislatura de su sexenio y se buscaba la “construcción de una agenda común por Sinaloa”, una serie de iniciativas que salieran en “unidad” en el Poder Legislativo después de construir una agenda común. PRI como partido mayoritario, PAN como primera minoría y resto de los partidos como el PRD, PANAL y PVEM se sumaron a la ingeniosa idea de control.

A Javier Valdez algo no terminaba de cuadrarle, y por eso me consultó. Me pidió opinión como politólogo, me hicieron una entrevista en Rio Doce. ¿Cómo era eso que de pronto todos los partidos tenían una agenda común? ¿Es normal que todo sea por la unidad? ¿Qué pasó con sus ideologías? ¿No resulta sospechoso?

Dije antes lo que sostengo ahora, pero con mayor preocupación: los cuerpos legislativos son espacios para la deliberación, discusión y debate de los asuntos públicos. Nuestro congreso estatal se conforma de mayorías, pero la constitución otorga espacios de representación a las minorías -que en democracia también cuentan-.

Los elegidos por mayoría en distritos uninominales representan a los electores que les dieron, a ellos y sus partidos, un voto de confianza para representarlos en la máxima tribuna del estado. Los que llegaron por la vía de la representación proporcional, también recibieron -de manera indirecta– el aval de miles de ciudadanos para hacer valer la voz de las opiniones que son política o ideológicamente distintas a las que se expresaron en mayoría. Están para representar a los que piensan distinto, así llegaron al curul, se deben a ellos y por ellos ejercen el honroso cargo.

Cuando un diputado o una diputada deja su bancada, su partido o grupo parlamentario, para sumarse al polo ideológico opuesto -principalmente a la mayoría-, está cometiendo una traición a sus electores directos e indirectos y en sus actos, está causando un grave daño al equilibrio de la representación democrática. Se rompe, por capricho de grupo o interés personal, el principio de intención que los ciudadanos dieron en tales proporciones para la integración de los cuerpos legislativos. Peor aún, cuando estos legisladores se declaran “independientes” pero en el sentido de sus votos hacen comparsa con la línea de la mayoría y se enmudecen en silencios cómplices.

En el 2021 los sinaloense se expresaron en las urnas y dijeron claramente cómo querían que se conformaran los pesos y contrapesos del poder político en nuestro estado. Dieron un voto mayoritario al partido del Presidente y sus aliados; en la gubernatura, las diputaciones y los cabildos. Hoy existe una aberrante distorsión del sentido de ese voto, en relación de las fuerzas políticas en el Congreso local y los cabildos. Parecerían hechos sin importancia, pero no, son indicadores de la calidad de la democracia que se debaten en el mundo. La construcción de mayorías artificiales y la sobrerrepresentación -que en el caso de Sinaloa es exagerada- deja sin voz a las opiniones diversas y divergentes al partido mayoritario.

Esto no es un tema menor si se analiza desde los indicadores de la calidad democrática. Es un tema de control político generado por la incongruencia de legisladores y regidores entregados al poder, que llegaron al curul desde la oposición y terminaron entregándose -sin tapujos- al poder de la mayoría. Súmese a ello, a las y los legisladores que aun con las siglas de su partido votan fielmente en sentido de aprobación a todo lo que la bancada mayoritaria les presenta. En 2014 le dije a Javier Valdez: “el riesgo en la falta de contrapesos, siempre termina pagándolo la ciudadanía”. En la oposición no se necesitan muchos, con pocos, pero que sirvan. Luego le seguimos…

 

Fuente: Internet

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