En 1988 el proyecto económico que imperó forzó el entramado político, el neoliberalismo se montó sobre el andamiaje priísta y poco a poco lo empezó a desmantelar.
La generación que enfrentó ese proyecto en esas elecciones donde se cayó el sistema le pasó de todo, a muchos asesinaron, otros traicionaron su movimiento, otros se fueron y otros siguieron.
Hoy esa generación, ya grande, ya cansada, el hartazgo ejemplificado en el refrigerador y el tanque de gasolina del carro de los ciudadanos los encumbró y les dio la razón. Si en 1988 no llegaron, 30 años no son nada para rectificar.
Muñoz Ledo, Cárdenas, Sánchez Guevara y demás priistas que encausaron la corriente crítica de ese partido lucharon por más menos lo mismo que hoy Andrés Manuel: disputarle el poder al grupo imperante.
A partir del 88 al PRI le hicieron la liposucción, le quitaron control, empezaron a desmantelar la estructura del otrora partidazo y el Estado Priísta empezó a perder terreno.
Hoy la enseñanza que nos da la llegada del grupo que va a llegar al poder, es que hay que seguir, seguir y seguir.
Andrés Manuel, Jiménez Espriú y Sánchez Cordero son personas mayores de 70 años que van a llegar al poder.
La enseñanza que nos dejan como generación o como cualquier persona que se dedica a la política … es seguir y no darse por vencido. Así todo esté perdido.