La cosa en Sinaloa está que arde. La violencia no se detiene y la gente, con toda la razón del mundo, está harta. Las calles de Culiacán son escenario de manifestaciones exigiendo la renuncia del gobernador Rubén Rocha Moya, pero, ¿de verdad con que Rocha se vaya se arregla todo este problema?
Porque la bronca no es de ahorita ni se hizo sola. Sinaloa lleva décadas siendo campo de batalla entre grupos del crimen organizado que pelean por el territorio y las rutas del narcótico.
La captura de Ismael “El Mayo” Zambada en 2024 destapó la caja de Pandora: “Los Chapitos” y los seguidores del Mayo se están dando con todo, y en medio de su guerra, la gente común es la que está pagando las consecuencias. Balaceras, levantones, desaparecidos, negocios cerrados… el caos.
No estamos aquí para defender a Rocha, que tampoco es un santo. Es un tipo de carácter fuerte, a veces se le va la lengua y tiene una habilidad singular para abrir frentes de conflicto innecesarios. Se le puede y se le debe criticar, pero hay que decirlo claro: creer que su salida resolverá la crisis de violencia en Sinaloa es reducir un problema de décadas a un simple cambio de nombre en la oficina del gobernador.
Ahora bien, ¿quién se está aprovechando del agua revuelta? Hay grupos que ven la oportunidad de tumbar a Rocha para agarrar poder. Quieren su cabeza, pero no porque les preocupe la seguridad del pueblo, sino porque buscan influir en el gobierno. Y ahí es donde hay que tener cuidado, porque una cosa es exigir justicia y otra muy distinta es prestarse para jugadas políticas disfrazadas de indignación ciudadana.
Se ha dicho que la delincuencia es el verdadero enemigo y el gobierno tiene que enfrentarlo con determinación y unidad. Pero la realidad es que el gobierno se ha quedado muy corto. No basta con discursos y llamados a la calma cuando la gente sigue con miedo.
La gente está cansada y con justa razón. La exigencia de la renuncia del gobernador es un reflejo de esa desesperación. Pero, ¿y si se va Rocha? ¿Se detiene la guerra entre los grupos criminales? ¿Se acaban los levantones? La realidad es que no.
Aquí se necesita mucho más que un cambio de gobernador: necesitamos fortalecer instituciones, acabar con la corrupción, generar empleos y dar oportunidades a los jóvenes para que no caigan en el crimen.
Rocha tendrá que asumir su parte de responsabilidad, pero la violencia en Sinaloa no se va a terminar con su salida si no cambiamos la realidad que nos trajo hasta aquí.