En el verano de 1968, la ciudad de Culiacán, vivió una de las peores inundaciones, el río Tamazula se desbordó y cientos de familias que vivían en las márgenes izquierda y derecha del río fueron evacuadas, y trasladadas a la Esc. Primaria General Ángel Flores de la Colonia Gabriel Leyva, y al Parque Revolución.
Después de más de una semana de haber vivido en los albergues, las familias intentaron regresar a los restos de sus hogares en la rivera del Río Tamazula, pero ya no les fue permitido. Los desplazados fueron trasladados a unos cerros enmontados al sur de la ciudad, dando origen a la Colonia 5 de Mayo.
Al poco tiempo, la margen derecha del Río Tamazula fue urbanizada y la Colonia Chapultepec, trazada por el Ingeniero-Arquitecto Germán Benítez, lugar de residencia de familias pudientes de Culiacán, se extendió hacía el sur, hasta ocupar los terrenos donde habían vivido las familias humildes. El presidente municipal de Culiacán, en esos tiempos era Alejandro Barrantes Gallardo (1966-1968).
No cabe duda, los políticos de Sinaloa aprovecharon la oportunidad que les dio la naturaleza para “limpiar” de pobres las riberas del río Tamazula.
Cuando leía el libro de Noami Klein, La doctrina del shock, varios recuerdos de mí juventud vinieron a mi mente, pues algunos párrafos del libro, parecía que ya los había vivido en Culiacán, con la inundación que provocó el río Tamazula en 1968.
Noami Klein, nos narra sobre el desastre natural que originó en Nueva Orleans, el paso del huracán Katrina en 2005:
“Ese día corría la voz en el refugio de que Richard Baker, un destacado congresista republicano de Nueva Orleans, le había dicho a un grupo de presión: «Por fin hemos limpiado Nueva Orleans de los pisos de protección oficial. Nosotros no podíamos hacerlo, pero Dios sí». Joseph Canizaro, uno de los constructores más ricos de Nueva Orleans, también había expresado una opinión parecida: «Creo que podemos empezar de nuevo, pasando página. Y en esa página blanca tenemos grandes oportunidades». Durante toda la semana, por el parlamento estatal de Luisiana en Baton Rouge, habían desfilado grupos de presión, y gente de toda ralea con influencias y ganas de aprovechar esas grandes oportunidades: menos impuestos, menos regulaciones, trabajadores con salarios más bajos y «una ciudad más pequeña y más segura», lo que en la práctica equivalía a eliminar los proyectos de pisos a precios asequibles y sustituirlos por promociones urbanísticas. Al escuchar frases y expresiones como «empezar de nuevo» y «pasar página», casi se le olvidaba a uno el hedor nocivo de los escombros, las mareas químicas y los restos humanos que se amontonaban a unos pocos kilómetros, en la autopista”.
“En el refugio, Jamar no podía pensar en otra cosa: «Para mí no tiene nada que ver con limpiar la ciudad. Lo que yo veo es un montón de gente del centro que ha muerto. Personas que no deberían estar muertas»”.
“Hablaba en voz baja, pero un hombre mayor que estaba en la cola, delante de nosotros, le oyó y se dio la vuelta como si le hubieran dado un latigazo: «¿Qué les pasa a esos tipejos de Baton Rouge? Esto no es una oportunidad. Es una maldita tragedia. ¿Están ciegos o qué?»”.
“Una madre con dos niños intervino: «No, no están ciegos. Son malvados. Tienen la vista perfectamente sana»”.
No cabe duda, los políticos de Nueva Orleans aprovecharon la oportunidad que les dio la naturaleza para “limpiar” de pobres la zona inundada, como lo hicieron los políticos de Culiacán en 1968.
Hoy la historia se quiere repetir. El presidente de EUA ha ventilado la grandiosa y brillante idea de expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza. Eliminar lo poco que queda de Palestina, y construir en ese territorio un desarrollo turístico de alto nivel. Algo nunca imaginado los fenicios, y eso que eran comerciantes.
Se esboza la idea de reubicar a los pobres, ya sea en Jordania o en otro lugar. Hacer de la Franja de Gaza un nuevo Dubái, o aprovechar la experiencia de Bugsy Siegel y construir Las Vegas del mediterráneo.
Lo mismo que se hizo en el río Tamazula en Culiacán en 1968, en Nueva Orleans en el 2005, se piensa hacer en estos tiempos en la Franja de Gaza, expulsar a los pobres, para que la tierra tenga más plusvalía.