Resulta poco difícil de explicar cómo en el proceso de selección interna de candidatos de Morena las cosas pudieron terminar tan mal. Máxime cuando la distancia entre la ganadora y el segundo lugar fue cercano al 15%, tal como lo habían pronosticado diversas casas encuestadoras semanas y días antes.
El 25 de agosto pasado, en este mismo espacio, decía yo que el problema en el partido del presidente no era el método, sino los actores políticos -y sus mañas- en competencia. Sin reivindicar premoniciones proféticas, referí entonces dos cosas que terminaron sucediendo. La primera fue el intento de influir tramposamente en las secciones electorales donde se realizaron las encuestas y la segunda el margen de triunfo que tendría Claudia sobre su competidor.
Las ventajas de Claudia sobre Marcelo en las últimas mediciones previas al levantamiento fueron las siguientes: Mitofsky daba 8%, Electoralia 11%, Mendoza y Blanco 27%, Enkoll 16% – que fue una de las más acertadas-. Según el promedio simple de los resultados oficiales de Morena la diferencia entre Claudia y Marcelo fue de 14%, de tal contundencia que sería imposible pensar en repetir el costoso procedimiento.
Xóchitl y Claudia aparecerán en la boleta presidencial del año que viene, cada una abanderando proyectos políticos distintos. Las dos están ahí por su trayectoria, resulta ofensivo leer nefastos columnistas que se empeñan en restarles méritos diciendo que; Claudia es producto de Andrés Manuel y un títere del presidente, o por el otro lado, que Xóchitl es la construcción de la oligarquía y una marioneta de Claudio X González.
Gálvez Ruiz estará en la próxima competencia por su inteligencia y carisma, por su habilidad para entender las nuevas formas de la comunicación política. Apoyada por partidos desprestigiados que encontraron en ella la única esperanza de competencia electoral. Sin Xóchitl las aspiraciones opositoras estarían muertas.
Sheinbaum Pardo abanderará al oficialismo con todos los méritos, tal vez con menos carisma, pero respaldada en la confianza de los simpatizantes del movimiento de regeneración nacional que suman varios millones de mexicanos. Morena según las últimas encuestas tiene un 65% de preferencia electoral, mientras que sus aliados, el Partido del Trabajo y el Verde suman 3% cada uno. Imparables.
Marcelo Ebrard definirá hasta el lunes su futuro político, muchos de los liderazgos que lo acompañaban en la aventura interna comenzaron a mandarle señales. Le piden seguir en unidad, lo llaman a continuar en los caminos de la 4T. Si decide irse, no todos estarán dispuestos en abandonar el barco. ¿Con cuántos en realidad cuenta Marcelo? Se sabrá.
Si el excanciller decide encartarse, la única franquicia disponible es la de Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano. Algunos aseguran que Marcelo estaría dispuesto a participar como abanderado naranja. A mi juicio, un escenario posible pero poco probable. Desde la tarde del miércoles y hasta el próximo lunes, la ungida candidata de Morena y los operadores políticos del Presidente buscarán a Ebrard para darle algunas garantías y concesiones. Sheinbaum ya mandó el primer mensaje: “En Morena las puertas están abiertas para Marcelo”. Ebrard es un hombre de razones, sus varias décadas en la política mexicana le han enseñado mucho sobre ostracismos y la sufrida vida de los desertores, a los que, en parecidas circunstancias el régimen llama traidores. Luego le seguimos…